Joseba VIVANCO

Progresa pese a quien pese

Para los ‘eyaculadores precoces’ que ya veían al Athletic camino de Segunda, para los que daban por muertos a los leones y ya pedían vez con el taxidermista, para los que dejan caer con mala baba «el Bilbao» como si se tratara de un nombre de pila, para los Santiago Abascal que decía alegrarse cada vez que pierden los rojiblancos porque en el colegio los que le insultaban por llevar la camiseta española eran del Athletic, para los José Ramón de la Morena y demás conspiranóicos que sufren urticaria cada vez que pronuncian el nombre del equipo de San Mamés en vano, para el lamentable Mateu Lahoz con el que los bilbainos habían perdido 9 de sus últimos 10 partidos a domicilio, para los propios y ajenos que no daban un duro por esta cuadrilla... El Athletic de Gaizka Garitano está muy vivo y progresa adecuadamente. No ganó, es verdad, no se llevó los tres puntos para escapar del descenso, pero rascar un fajado punto en un campo donde su dueño no pierde desde abril tampoco es un mal resultado si se mira en perspectiva y se tiene en cuenta el empaque y hechuras –tercer partido seguido sin encajar gol– que empieza a mostrar el equipo. Empate sin goles, contadísimas ocasiones, apenas un par de remates entre los tres palos, posesión repartida, elevadísimo número de pases errados, duelos corajudos –Laguardia con Aduriz, Iñigo Martínez con Guidetti–, trabajo a destajo, salvo las actuaciones deslavazadas de Beñat y quizá Susaeta, el resto del equipo rayó a altura. Quizá el único pero sea que la maniobra desde el banquillo no dio los resultados esperados. Garitano dio entrada en la segunda mitad a Muniain y Williams, con tiempo por delante para desatascar el duelo y decantarlo del lado bilbaino, pero solo el segundo aportó algo de mordiente. Un punto que, como se suele decir, debe hacerse bueno el sábado ante el Valladolid y despedir el año con un nuevo triunfo en casa. La imagen, diferente pero sólida, ante Girona y Alavés da pie a la esperanza. Este Athletic progresa adecuadamente. Pese a quien pese...