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DE REOJO

Fosfina


Venus para enamorados. Venus para madrugadores o trasnochadoras. Venus, un planeta gemelo a la Tierra en el que aseguran científicos de varios lugares han encontrado en sus nubes, fosfina, un gas fétido derivado del fósforo que parece indicar la existencia de vida. Vida, así dicho a primera exhalación es una palabra suprema. Vida, pero ¿qué es la vida o a qué llamamos vida? Una bacteria es vida. Y si en la corteza de Venus las temperaturas pueden alcanzar los cuatrocientos grados centígrados, en sus nubes, la temperatura es excelente, sobre los veinte. Es decir, en medio de tanta muerte, estamos hablando de la Vida y aquí se me ha caído la mayúscula para intentar darle más importancia a algo extraordinario, que requerirá de comprobaciones extraordinarias para confirmarlo, que, a tanto desastre ordinario, ninguneado de manera ordinaria por ese ser ordinario que da muestras de estar vivo precisamente por despreciar la inteligencia y la Ciencia.

Las señales de vida se encuentran en algo fétido, como cuando encontraron metano en Marte, por eso llevan allí expediciones para intentar llegar a otras conclusiones. Ahora sabremos durante unos días sobre la fosfina y Venus, mientras en Lesbos la vida se escapa entre las decisiones poco humanitarias, la negación criminal del cambio climático que puede hacer que este planeta que alguien bautizó como azul sea un desierto calcinado como esa Venus que nos despierta o nos acuna, que tenemos que recordar que hace cinco mil años los babilonios lo descubrieron, a mirada directa, sin aparatos que se lo acercase. Seguramente se trata de una noticia que ha saltado con excesiva celeridad debido a la angustia colectiva que causa la realidad cotidiana y que estos asuntos del espacio exterior despiertan todos los resortes imaginativos que nos alivian.