Raimundo Fitero
DE REOJO

Los elegidos

Muchos serán los llamados, pero pocos los elegidos. Dios no se anda con chiquitas, y según los cristianos evangélicos estadounidenses, es Donald Trump el elegido para ganar las próximas elecciones y perpetuar el mayor descrédito a la democracia de esa convulsa confederación. Lo mismo que fue Jair Bolsonaro el elegido para llevar al desastre a Brasil de la mano de la misma secta de esas miles de iglesias evangélicas que proliferan en los barrios más desatendidos y que han copado el futuro de millones de brasileños. Parece ser que la cúpula del ejército brasileño es católica en su mayoría y están estudiando emprender alguna acción para quitar del medio a Bolsonaro.

La suerte que tiene el reino de España y alguna de sus franquicias a modo de comunidades autonómicas es que a los elegidos por Dios los auspician otras sectas, la Conferencia Episcopal española, los siempre jacarandosos chicos y chicas del Opus Dei, más algunos pertenecientes a otras ramas más extremas, pero siempre bajo el hisopo y la verdad revelada. Evangélicos, ortodoxos y demás derivaciones del cristianismo tienen, todavía, poca jurisprudencia para influir. Después están las otras dos religiones monoteístas que ejercen de manera colateral, poco más que los de Forocoches.

A poco que me estire, acabo hablando de esta nueva edad media, o mediada, o mediocre en la que vivimos y en las guerras religiosas que se están desarrollando bajo el manto de la Gran Fe en el Capital. Los elegidos por todos los dioses desprenden un aura que los eterniza. Es posible que esa batalla mediática, infra política, de una indignidad supina que se plantea en Madrid, puede ser algo que se dirima en las catacumbas del sistema. También llamadas cloacas según convenga. Ahora mismo parecen los elegidos para hacer el ridículo.