Atento a las circunstancias, las mesas de colaboradores, las cadenas globales y las cercanas, lo único que se puede decir es que sigue la incertidumbre. Que Trump sigue con su estrategia de desmontar el sistema electoral, que se ha proclamado ganador cuando faltan millones de votos por escrutar y que nos mantendrá a los ociosos pendientes de las vicisitudes que se vayan provocando. Y que sigue siendo un sistema electoral complejo el que utilizan porque están los votos universales y los del colegio electoral. Y que el partido ganador se lleva todos los votos, aunque gane por uno en una circunscripción que son los estados. Y que la papeleta de voto es modelo sábana y en ella hay que señalar una veintena de cuestiones. Sigue.

Sigue la tensión, sigue el crecimiento de los datos sobre la pandemia, cada día se incorporan matices y restricciones en diferentes, y casi todo el mundo está convencido de que se declara el confinamiento en casa, pero que nadie se atreve a decir «ahora y yo lo mando». Por eso es lógico que un acontecimiento como la elección americana nos distraiga y nos coloque ante cuestiones que nunca nos hubieran preocupado. ¿Cuál es el número anterior al infinito? No he encontrado la respuesta en las redes. Aquí lo dejo para matemáticos, filósofas y asesores varios. Sigue.

Maradona ingresado de urgencia en un hospital bonaerense para ser operado de un hematoma subdoral en el cerebro es un motivo para que Argentina colapse durante horas. Por encima de elecciones, coronavirus, inflación, deuda soberana o desabastecimientos farmacéuticos. Diego Armando Maradona tiene hasta una Iglesia propia. Es un ídolo popular. Capaz de lo más grande y de lo peor, pero se le quiere igual, es un ángel caído, pero en el cielo de los descamisados. Sigue.