Floren Aoiz
@elomendia
JOPUNTUA

El año del coronavirus y la mediocracia: 2020

No es preciso extendernos en presentaciones del virus ni en explicar por qué este ha sido su año. En cambio, considero necesario presentar el concepto de mediocracia y argumentar su uso en este balance del 2020. El pensador quebecois Alain Deneault propone este término para designar una forma de dominación creada por las formas de la mediocridad, establecidas como patrones. Deneault indica que su figura central es el experto, que trabaja para convertir propuestas ideológicas concretas en objetos de conocimiento que parezcan puros. Así se establecen unas pautas a seguir y quien no quiera participar de esta farsa será excluido. Se fomenta de este modo un oportunismo que genera conformismo mediante múltiples maneras de «seguir el juego» a la vez que se castiga toda forma de innovación o pensamiento crítico.

2020 nos ha mostrado hasta qué punto se ha instalado esta mediocracia: rechazo a afrontar los problemas estructurales y preguntarse sobre el modelo civilizacional que ha provocado esta crisis, negativa a analizar los efectos de las privatizaciones y otras medidas neoliberales en la destrucción de la sanidad pública y la extensión de graves patologías que ahora complican la epidemia convirtiéndola en sindemia... La mayor parte de quienes tienen responsabilidades de gobierno se han escondido tras ciertos expertos para eludir una mirada más allá de lo inmediato, silenciando toda perspectiva crítica.

Quiero terminar con una idea que Deneault lanza recordando a Rancière, que supervisó su tesis doctoral: «la política existe cuando los sujetos de dedican a componer, a recomponer y a pensar lo que tienen en común». En mi opinión, frente a la mediocracia centrada en una gestión supuestamente experta y neutra pero obediente a la agenda neoliberal autoritaria de las élites, debemos hacer 2021 y los siguientes años más políticos y democráticos y menos mediocráticos y conformistas.