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La UE castiga a Bielorrusia en su tráfico aéreo por el desvío del avión

Los líderes de los Veintisiete decidieron sancionar a Bielorrusia en su tráfico aéreo, por forzar a un avión comercial a aterrizar en Minsk para detener a un opositor. En concreto, cerrará el espacio aéreo a compañías bielorrusas y vetará su acceso a aeropuertos en la UE, además de pedir a las aerolíneas europeas que no sobrevuelen Bielorrusia.


Los líderes de la Unión Europea respaldaron ayer un nuevo bloque de sanciones contra altos cargos bielorrusos y nuevas medidas económicas para castigar a Minsk por el desvío de un avión para capturar a un opositor, Roman Protasevich, pero sobre todo apuntaron a su espacio aéreo, lo que también tendrá consecuencias económicas.

Los líderes de los Veintisiete decidieron cerrar el espacio aéreo a compañías aéreas bielorrusas y vetar su acceso a aeropuertos en la UE, además de pedir a aerolíneas europeas que no sobrevuelen Bielorrusia.

La última semana sobrevolaron Bielorrusia unos 2.500 vuelos con origen o salida en un aeropuerto de la UE.

Los líderes llegaron a la cumbre que comenzó en Bruselas con contundentes declaraciones sobre el episodio «inaceptable» y «sin precedentes», que varios de ellos califican como «terrorismo de Estado».

Protasevich, ex redactor jefe del medio Nexta, que coordinó las protestas del año pasado, fue detenido en el avión de Ryanair que conectaba Atenas con Vilnius, la capital lituana, y que fue forzado a aterrizar en Minsk.

Ryanair denunció que durante el incidente agentes armados que viajaban en el avión retuvieron a pasajeros y tripulación mientras se registraban sus equipajes, un episodio que su director ejecutivo, Michael O'Leary, describió como «aterrador». Indicó que estos agentes también bajaron del aparato en Minsk. «Habrá una respuesta muy fuerte», confirmó la presidenta de la Comisión, Ursula Von der Leyen, que añadió que Bruselas mantiene congelados 3.000 millones de euros en inversiones a Bielorrusia «hasta que (el país) sea democrático».

Esta posición fue comunicada al embajador bielorruso en Bruselas, convocado por el servicio diplomático europeo.

Entre las medidas también se encontraba la petición de una investigación a la OACI (Organización de Aviación Civil Internacional), para la que el aterrizaje forzoso «podría ser una violación del Convenio de Chicago», que protege la soberanía del espacio aéreo de las naciones.

También la OTAN reúne hoy a sus embajadores para discutir la situación.

Lituania, destino del avión y que da asilo político a Protasevich, muestra la postura más hostil hacia Minsk. De hecho, ya ha prohibido «cualquier vuelo hacia o desde los aeropuertos lituanos a través del espacio aéreo bielorruso». También Kiev ordenó suspender los conexiones directas con Bielorrusia y sobrevolar este país a los vuelos con origen o destino en Ucrania, lo que afecta sobre todo a viajes entre Ucrania y Rusia, que utilizaban Minsk como escala desde la suspensión de los vuelos directos en 2015.

«Aviso de bomba de Hamas»

Bielorrusia rechazó las acusaciones europeas por «infundadas» y «politizadas» y dijo haber actuado legalmente al interceptar el vuelo comercial. Según su versión, el aeropuerto de Minsk recibió un correo electrónico con la amenaza del movimiento palestino Hamas de que estallaría una bomba, y la tripulación de Ryanair decidió aterrizar en Minsk sin presiones exteriores.

«Lo vemos como una provocación planificada, una acción coordinada. Naturalmente, responderemos», afirmó el ministro de Exteriores, Vladimir Makei, sobre las sanciones.

Minsk teme que la ofensiva europea reactive las protestas contra el presidente, Alexander Lukashenko, que ayer firmó una ley prohibiendo a periodistas cubrir manifestaciones ilegales.

Unas 88 personas, entre ellas el propio Lukashenko, y siete organizaciones, ya están sancionadas por la UE por la represión de las protestas del año pasado.

Sobre la mesa, la relación con Rusia, que recuerda el precedente de Evo Morales

La cumbre de los Veintisiete suma esta crisis diplomática a la conflictiva relación con Rusia, ante la que también prevén mostrar una postura «firme y común», después del intercambio de sanciones tras la detención del opositor Alexei Navalny y una serie de expulsiones recíprocas de diplomáticos, en medio de acusaciones de espionaje, ciberataques o injerencia en las elecciones. Ahora, el conflicto con Bielorrusia va a salpicar a Moscú y agravar las tensiones. El Gobierno británico ya sugirió ayer la posible implicación rusa en el incidente aéreo.

Por su parte, Moscú llamó a analizar lo ocurrido con frialdad y el ministro de Exteriores, Serguei Lavrov, que subrayó su voluntad de diálogo, recordó al respecto lo ocurrido en 2013 cuando Austria obligó a aterrizar el avión en el que viajaba el presidente de Bolivia, Evo Morales, por la sospecha de que a bordo viajaba el exanalista de la CIA Eduard Snowden. Morales regresaba de una cumbre de exportadores de gas en Moscú pero, presionados por EEUU, el Estado francés, Italia y Portugal impidieron a su avión entrar en su espacio aéreo. El avión permaneció 13 horas en el aeropuerto de Viena donde el embajador español trató de inspeccionarlo.

El incidente disparó un conflicto diplomático al que se sumaron los países de la Unasur.GARA