Beñat ZALDUA
CAMINO A LA COP26

El Cantábrico se eleva más rápido que la media oceánica, también al alza

A falta de un mes para la Conferencia del Clima de Glasgow, siguen llegando informes e indicadores preocupantes sobre la emergencia climática. En su quinto informe, el Copernicus Marine Service advierte sobre el aumento del nivel del mar y de sus variadas consecuencias. Los datos son particularmente preocupantes para la costa vasca.

Hay quien se aferra a las supuestas bondades que el aumento del nivel del mar puede traer a la costa vasca, como un aumento del turismo –así se recoge en un reciente informe del Ministerio español para la Transición Ecológica–, pero si dejamos a un lado la frivolidad, el aumento del nivel del mar provocado por el calentamiento global solo trae malas noticias. Y lo puede hacer de forma particularmente grave en la costa vasca, donde este crecimiento del nivel del agua supera la media oceánica.

Así lo establece el quinto informe del Copernicus Marine Service, elaborado por 150 científicos de diversas ramas por encargo de la Unión Europea. El trabajo, de casi 200 páginas, sitúa en 3,1 milímetros al año el aumento medio del nivel del mar entre enero de 1993 y mayo de 2020; un ritmo que «actualmente se está acelerando» y que causa, entre otros, «inundaciones, daños en infraestructuras costeras y disrupciones en el medioambiente marino». Pues bien, en el caso del Golfo de Bizkaia, el ritmo de crecimiento es de 3,6 mm/año.

Océano azul, al alza

La subida del nivel del mar entra dentro del análisis de lo que el informe llama «Océano azul», en el que se aborda el estado físico del mar. Los autores recuerdan que el océano global es un «cuerpo interconectado de agua que cubre el 71% de la superficie terrestre» y que «regula el clima del planeta». De hecho, añaden que «es la principal fuente de vida sostenible, tanto en el mar como en la tierra».

Ese océano global está cambiando a marchas forzadas, provocando, en lo que al océano azul se refiere, episodios de inundaciones como el que vivió Venecia en noviembre de 2019, cuando un cúmulo de factores acabó provocando un aumento del nivel del mar de 1,89 metros.

Océano verde, paradójico

Esos cambios en el nivel y en la temperatura del agua no son inocuos; impactan gravemente sobre el estado biológico y biogeoquímico del océano, algo que los científicos analizan en el apartado del «Océano verde».

El fenómeno más fácilmente comprensible es el de la migración de peces y otros organismos marinos. Es algo que ocurre en dos direcciones. Hay peces que se mueven geográficamente, huyendo del calentamiento del mar en busca de aguas más frías; el estudio pone el ejemplo de un tipo de pez león (Pterois miles) propio del Mar Rojo que viene invadiendo el Mediterráneo oriental según aumenta la temperatura del agua.

Pero no hace falta ir tan lejos, la comunidad científica también vincula con el cambio climático la proliferación de microalgas potencialmente tóxicas como la Ostreopsis cf. siamensis, que ha causado incidencias en la costa vasca este verano.

Pero también existe el movimiento vertical, es decir, el de aquellas especies que buscan aguas más profundas para huir de la superficie calentada, cambiando los patrones de pesca.

Hay más en cuanto al océano verde, lo cual nos exigirá aprender nuevas palabras. Una de ellas es la eutrofización, que se resume en un exceso de nutrientes (nitrógeno y fósforo, sobre todo). Sus causas están estrechamente vinculadas a la actividad humana –actividad agraria, residuos urbanos e industriales, combustión fósil, etc.– y sus consecuencias toman la forma de la reproducción exponencial de algas –bloom es el término correcto–. Este aumento puede reducir el nivel de oxígeno disuelto en el agua, y si adquiere mayor densidad, puede bloquear la luz solar, «causando efectos devastadores en el medioambiente costeros y la biodiversidad marina». En el Mar Negro, por ejemplo, la cantidad de oxígeno se ha reducido 0,16 mol por metro cuadrado durante las últimas seis décadas.

Paradójicamente, mientras unos mares se llenan de nutrientes, otros se quedan sin nada. Es el fenómeno inverso, y recibe el nombre oligotrofización. Desemboca en los llamados «desiertos oceánicos», y pueden afectar tanto a la vida marina como, a la larga, a la terrestre. El informe de Copernicus lanza la alarma ante el posible proceso de oligotrofización de grandes espacios de mar en la costa atlántica europea, si bien señala que es necesaria una mayor observación para confirmarlo.

Océano blanco, menguante

Por último, el estudio fija su mirada en el océano blanco, que hace referencia al ciclo de vida del hielo flotante en las regiones polares. Su superficie cada vez menor es el principal causante del aumento del nivel del mar antes mencionado y sus consecuencias no se limitan al ecosistema marino, que también. El estudio subraya el impacto que puede tener sobre el clima ártico –y a la larga, sobre la regulación climática del planeta–, así como sobre numerosas actividades socioeconómicas vitales en algunos países, incluidas el turismo y la pesca.

Las noticias en este punto no son buenas. Durante los últimos 30 años, el hielo marino ha disminuido un 12,89% por década, sumando récords de pérdidas en los últimos dos años. En cifras concretas, desde 1979 se han perdido 2,13 millones de kilómetros cuadrados de hielo. Es la superficie equivalente a un centenar de Euskal Herrias.