Jon ORMAZABAL
FINAL DEL CUATRO Y MEDIO

Jokin Altuna, un genio stajanovista

Sin jugar, ni mucho menos, su partido más brillante, Jokin Altuna ha demostrado que es mucho más que magia, que su duende viene acompañado por un stajanovista, por un fajador capaz de sujetar a un Unai Laso sin amarras y ya es el pelotari en activo con más títulos, tras imponerse en una angustiosa final a la que el de Bizkarreta dio lustre.

ALTUNA 22

UNAI LASO 20

 

En una semana especial para la pelota, en la que tanto se han recordado las finales entre Aimar Olaizola y Juan Martínez de Irujo, Jokin Altuna y Unai Laso han renovado la ilusión de los pelotazales con una final que no tuvo nada que envidiar a las de hace una década, con dos pelotaris con enormes recursos, toda la ilusión y una preparación física que nos obliga a ser optimistas respecto al futuro de este nuestro deporte, por mucho que hubo quien quiso dejar al de Bizkarreta fuera del circuito, al no renovar su contrato, cuando ha sido el pelotari que ayer se qeudó a milímetros de terminar con la hegemonía de Aspe, que sigue acumulando txapela tras txapela.

Afortunadamente, con apenas 24 años, el delantero navarro supo encauzar su ira, tras su segundo pase por aficionados ha regresado mucho más fuerte y entero, aunque ayer volvieron a castigarle «esos pequeños detalles», esos que curiosamente siempre terminan sonriendo al nuevo jefe de la jaula, que ya suma tres txapelas, con las que alcanza a especialistas de la talla de Martínez de Irujo, Patxi Eugi y Jorge Nagore, con solo 25 años.

En una final agónica, que recordó a los duelos que ambos protagonizaron en verano, pero con otra tensión –especialmente al comienzo– y trascendencia, seguro que el de Bizkarreta todavía le estará dando vueltas a ese remate a diez centímetros del frontis con 20 iguales que echó a la mano a su rival, una novatada que en su día también pagó Jokin Altuna en su primera final en el Ogeta ante Oinatz Bengoetxea, un 22-21 en el último título de la promotora bilbaina en la jaula en 2016. El amezketarra creció horrores tras ese partido y el de Bizkarreta seguro que también lo hará a poco que le dejen volar sin ataduras, a tumba abierta, como más e gusta.

 

Una final espectacular

Porque ya sin ningún tipo de amarres, el de Bizkarreta demostró en su primera final que ha llegado para quedarse, que tiene recursos para ponerle las cosas complicadas a cualquiera, incluso a todo un Jokin Altuna que ayer no tenía ningún conejo en la chistera, pero que supo ponerse el mono de trabajo, sufrir y no conceder apenas regalos, todo un tesoro cuando las fuerzas están tan igualadas.

Y es que, en una final que tuvo prácticamente de todo –la única polémica llegó por el parón del 19 iguales– Unai Laso fue mejor en muchos aspectos, pareció llegar más entero y dominador a los momentos más determinantes, pero adoleció de la falta de ese halo especial que solo el tiempo puede darle.

A pesar de sus dos faltas en sus dos primeros saques y ese momento del 2-4 al 12-7 en el que Altuna sí le dio velocidad a la pelota con su derecha y acertó a jugarle a los pies a su rival, el delantero de Baiko dejó claro que, tras lo que ha sufrido, ya no le teme a nada, que no estaba dispuesto a dejarse amilanar por el ambiente y que sus recursos no están al alcance de cualquiera, incomodando a Altuna durante gran parte de la final.

Como en verano, tuvo al amezketarra contra las cuerdas, no salía para nada magullado del intercambio de golpes y, como él mismo reconoció al término del partido, se vio con la txapela en su cabeza. Pero se cruzó un genio stajanovista al que retó para más adelante.