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SIMPLE COMO SYLVAIN

Un concepto universal sin verdades


Comedia romántica protagonizada por Magalie Lépine-Blondeau, quien interpreta a Sofía, una profesora universitaria con una vida cómoda y un matrimonio estable, y cuya vida da un vuelco cuando conoce a Sylvain (Pierre-Yves Cardinal). Ambos se entregan a una relación secreta de una ardiente pasión; la cineasta canadiense Monia Chokri reflexiona sobre el amor desde el punto de vista social. Al inicio de la cinta, en una cena, una de las amigas de a Sofía lanza la frase “el amor es el único valor universal”; el objetivo de Chokri es pasar el resto de la película mostrándonos que esto no es verdad, que es un concepto universal pero sin verdades.

La premisa tenía todas las papeletas para caer en una lluvia de clichés; curiosamente, Chokri se aprovecha de eso y subvierte la trama dándole un tono bastante refrescante. Es una historia mil veces vista, con momentos un poco cursis y ciertas acciones de algunos personajes que no me han convencido del todo, pero está narrada de una manera bastante atractiva.

La película se centra en mostrar la evolución de esta nueva relación; explora los entresijos del amor, la pasión y las relaciones, pero lo mejor es que no pretende moralizar ni lanzar sermones. Además, la trama está intrínsecamente conectada con la clase social de los personajes: Sophia proviene de una rica formación intelectual en Montreal, mientras que la familia de Sylvain es de clase trabajadora. Este aspecto será muy importante en la evolución de los personajes.

En el apartado técnico me han llamado la atención el montaje y el uso de unos zooms bastante exagerados; no desentonan, van ligados a darle un toqué más fresco y un tono de humor que ayuda a aligerar todo. Es una película que se cree más profunda e intelectual de lo que realmente es, pero es divertida.