Dilemas entre distopías tecnológicas totalitarias y «males menores» que soportan genocidios
Mañana comienza en Chicago la Convención Demócrata en la que previsiblemente se nominará a Kamala Harris como candidata para la presidencia de EEUU y se confirmará su elección del gobernador de Minnesota, Tim Walz, para la vicepresidencia en las elecciones del próximo 5 de noviembre.
Una vez que Joe Biden decidió retirarse y apoyar a su vicepresidenta, tras alguna maniobra fallida para que se abriese la pugna interna, la campaña de Harris ha ido cogiendo peso y las encuestas que antes le castigaban han comenzado a virar a su favor. La opción de Harris-Walz vence entre mujeres y minorías, ahora con más fuerza, mientras Donald Trump y J.D. Vance son favoritos sobre todo entre los hombres, incluso entre los latinos, una bolsa de votos reaccionarios que antes no existía.
El empate técnico en los «estados bisagra» muestra un cambio de tendencia, pero los demócratas deberán impulsar esa inercia si quieren ampliar la participación de sus votantes sin promover la de los republicanos. Por el momento, han activado el apoyo de sindicatos y otras entidades de la sociedad civil.
Si tras el atentado en su contra veían la campaña como un desfile de Trump, ahora no lo tienen tan claro y sus superdonantes han acelerado sus planes.
OLIGARCAS TECNOLÓGICOS, MESIÁNICOS AUTORITARIOS
El mitin compartido en la red social X entre su dueño, Elon Musk, y Trump certificó el apoyo que un grupo de oligarcas de Silicon Valley está dando a los candidatos republicanos. Hasta el punto de haber colocado a J.D. Vance en la dupla presidencial.
El periodista Gil Duran, divulgador de las estrategias de George Lakoff, ha estudiado la evolución de estos oligarcas. Según Duran, la democracia les disgusta y entre sus planes está la creación de reservas autocráticas basadas en la tecnología denominadas Network States. Parte de su estrategia es controlar administraciones púbicas, desde estados hasta ciudades -lo están intentado en San Francisco-.
Han desarrollado una ideología que va pareja a la de Make America Great Again (MAGA), que Duran define como autoritarismo tecnológico y tiene las siguientes características: son colapsistas; tienen complejo de mesías; son supremacistas, con hombres ricos en la cúspide, y discuten la empatía. Detestan lo público y a los y las trabajadoras. Se benefician de la inteligencia artificial y de las criptomonedas.
Se suele decir que lobbys como este buscan que las administraciones les faciliten ganar más dinero, pero Duran subraya que este grupo ya tiene suficiente dinero, y que lo que ansían es más poder sin control.
CONTRASTE Y CÁLCULOS COMPLEJOS
Por otro lado, es terrible que la Administración Biden (y Harris) haya aprobado vender a Israel armas por valor de 20.000 millones de dólares, armas que serán usadas en crímenes de guerra como la última masacre en una escuela en Gaza. Las comunidades musulmanas son minoritarias pero pueden ser determinantes en estados cruciales como Georgia, Michigan o Pensilvania. El apoyo de Benjamin Netanyahu a Trump podría activar algunos de esos votos. Pero si esa campaña a favor de su adversario no altera el apoyo demócrata al genocidio, ¿por qué debería cambiar la gente su decisión de no votarles por esa causa?
Es difícil adivinar en qué medida las elecciones se decantarán gracias a mensajes positivos y candidatos decentes o en base a la conciencia de la amenaza y el voto instrumental. Tampoco es sencillo adivinar cómo operarán tendencias generales como el rearme totalitario o la misoginia. El contraste entre proyectos solo funcionará si la defensa de la democracia, la libertad y los intereses del pueblo son creíbles.