11 MAR. 2015 Mikel Arregi y Angel Berrueta, dos épocas y el mismo olvido institucional Los familiares de Mikel Arregi y los de Angel Berrueta acudieron ayer al Parlamento para exponer sus vivencias y coincidieron al denunciar el olvido al que se han visto sometidos por parte de las instituciones navarras y que ha contrastado con el apoyo popular recibido. Martxelo DÍAZ Entre las muertes de Mikel Arregi por disparos de la Guardia Civil en Etxarri en 1979 y la de Angel Berrueta en el barrio iruindarra de Donibane a manos de un policía y su hijo en 2004 hay diferencias, pero existe una similitud que sus familiares subrayaron ayer en sus comparecencias ante el Parlamento: el olvido institucional. No en vano, los familiares de Mikel Arregi han tardado 35 años en comparecer en la Cámara. Los de Angel Berrueta, once. Ambos destacaron que esta frialdad institucional ha contrastado con el apoyo que siempre han sentido de sus vecinos. Las dos familias reclamaron lo mismo en el Parlamento: verdad, justicia y reparación. Mikel Arregi era concejal de una candidatura popular y militante de HB en Lakuntza. Su hermana Txaro recordó que estuvo implicado en la creación de Sakana Sociedad Cooperativa y en la vida social de Sakana. Fue duro para Txaro comparecer en el Parlamento, pero relató cómo la Guardia Civil disparó a un coche que pasaba frente al cuartel de Etxarri, donde minutos antes se había levantado un control. Este aspecto fue el primero al que tuvieron que hacer frente: desmontar la versión oficial y demostrar que cuando se produjeron los disparos no había control alguno. Para ello, fue determinante la labor de la comisión popular de investigación que se creó. El juicio fue cualquier cosa menos justo: se condenó a los guardias a «dos meses de reclusión por imprudencia simple». La única satisfacción fue que se pudo demostrar que no había instalado ningún control. Desde entonces, la familia no ha podido cerrar las heridas. Un ejemplo de ello es el acoso que ha sufrido el monolito instalado en Etxarri en recuerdo de Arregi. En 1981 fue destruido con explosivo. En 1983 volvió a ser destrozado con goma 2. La familia explicó que, incluso, les impidieron llevar flores con el argumento de que necesitaban un permiso gubernativo. El caso de Angel Berrueta es de otra época diferente, pero tiene elementos comunes. Su viuda, Mari Carmen Mañas, recordó cómo tras el 11-M se culpó a ETA de los atentados islamistas de Madrid para crear un caldo de cultivo de odio. Rememoró, en una comparecencia muy emotiva, cómo mataron a su marido tras negarse a poner un cartel en su tienda. Relató que el juicio no les satisfizo porque la inductora del crimen «salió sin cargos y de rositas». Volvió a sufrir recordando las cargas policiales ante el tanatorio de Donibane y contando cómo han recibido casi diariamente llamadas telefónicas ame- nazándoles de muerte. Hasta hace poco tiempo. Aitziber Berrueta, hija de Angel, subrayó que han denunciado todas y cada una de las llamadas amenazantes que han recibido durante estos años. El resultado ha sido que los autores de las mismas también se han beneficiado de la impunidad. «Que la nueva ley no excluya a nadie» Las comparecencias de las familias de Mikel Arregi y Angel Berrueta en el Parlamento navarro se incluyen en el proceso de elaboración de una ley que tiene como objetivo garantizar verdad, justicia y reparación a las víctimas de la violencia policial. La norma todavía está en proceso de elaboración y habrá que ver cómo concluye y qué enmiendas se aprueban. Sin embargo, se puede decir que ya ha supuesto un primer paso porque ha dado presencia institucional a víctimas que han sufrido el ostracismo durante décadas. Ayer fueron los de Mikel Arregi y Angel Berrueta, pero en semanas precedentes han acudido al Parlamento allegados de Germán Rodríguez, José Luis Cano, Mikel Zabalza o José Miguel Etxeberria «Naparra». En la mayoría de los casos han tenido que pasar más de 30 años para que una institución navarra haya mostrado el mínimo interés en escucharles. Aitziber Berrueta, hija de Angel, fue ayer muy clara a la hora de dirigirse a los parlamentarios. «Que la ley que se apruebe no excluya a nadie. La exclusión de una víctima será una herida que no cerrará e impedirá vivir en el respeto y en el entendimiento». M.D. DONIBANE. Los vecinos de Donibane volverán a arropar a la familia Berrueta este viernes a las 19.00 ante la panadería de la calle Martin Azpilcueta con ocasión del decimoprimer aniversario de su muerte.