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CUMBRE DEL CLIMA EN GLASGOW

Grupos ecologistas perciben falta de ambición y concreción en la COP26

El primer balance de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), que se desarrolla en Glasgow hasta el 12 de noviembre, es poco esperanzador para las organizaciones ecologistas, que por el momento solo están observando pasos insuficientes en algunas materias sensibles y muy poca concreción, o ninguna, en otras.


En la cuarta jornada de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco del Cambio Climático de la ONU que se celebra en Glasgow (Escocia), la red internacional de organizaciones ecologistas CAN subrayó ayer que es imprescindible que de este encuentro salga «un compromiso para eliminar los combustibles fósiles».

«No mantendremos vivo el objetivo de limitar a 1,5 grados el calentamiento del planeta si no hacemos que los hidrocarburos tengan un papel preponderante en las negociaciones de la COP26», señaló en rueda de prensa Catherine Abreu, activista canadiense de CAN.

De la COP21, que tuvo lugar en París, salió el primer acuerdo global que establecía el compromiso de limitar el incremento de la temperatura de la atmósfera en 2 grados centígrados al final de siglo, con la aspiración de limitar el aumento a 1,5 °C.

Aunque la mayoría de los 197 Estados que integran la Convención Marco aprobó y ratificó en menos de un año el Acuerdo de París, los compromisos anunciados hasta la fecha conllevarán un aumento de, al menos, 2,7 grados, según los expertos.

Del metano a las vacunas

Abreu valoró algunos de los anuncios hechos el martes por los líderes políticos, entre ellos el compromiso suscrito por un centenar de Estados para reducir en esta década un 30% las emisiones de metano, lo que, a su juicio, «se queda corto».

Se espera que hoy se anuncie otro compromiso, por parte de más de veinte Estados, de detener la financiación de proyectos de carbón en el extranjero, lo que para esta red ecologista sería un paso positivo pero no suficiente para reducir el impacto de los hidrocarburos.

En la misma comparecencia, el director de Oxfam, Dhananjayan Sriskandarajah, se mostró «muy preocupado por la falta de ambición y poco detalle» que se percibe en las negociaciones, que se prolongarán hasta el día 12. El activista esrilanqués comentó la insuficiente atención prestada a una de las principales metas de esta cumbre: que los países ricos aporten al menos 100.000 millones de dólares anuales para que los países pobres, menos responsables históricamente de las emisiones de gases invernadero, puedan adaptarse y mitigar sus efectos.

En este sentido, indicó que la confianza en estas negociaciones de los Estados con menos recursos se ha visto socavada por la falta de solidaridad en la distribución de la vacuna contra el covid, que tiene un gran impacto en la recuperación económica tras la pandemia.

«Estamos presenciando un apartheid de vacunas. Los países en desarrollo tienen acceso a un 1% del suministro mundial, mientras que los ricos las acaparan y se oponen a ceder patentes y derechos intelectuales» para que estos preparados puedan fabricarse en otros lugares, explicó Sriskandarajah.

Por su parte, el abogado Sébastien Duyck denunció que la organización de la COP26, presidida por el Gobierno británico, «no está siendo nada inclusiva», ya que, como apuntó, solo cuatro observadores de ONG, «de los miles que se acreditaron y han hecho el esfuerzo de venir hasta aquí», pueden estar presentes en las negociaciones para aportar sus puntos de vista.

Disuasión frente al ecocidio

Más allá de los foros oficiales, las calles de Glasgow acogieron ayer la denuncia de activistas ambientales que temen que la COP26 no sea más que una operación de greenwashing (lavado de imagen verde). Al ritmo de los tambores, varios cientos de personas respondieron a la convocatoria de Extinction Rebellion para reclamar «acciones» y «el fin de las energías fósiles», entre otras demandas.

«Debemos denunciar a aquellas empresas y Gobiernos que afirman hacer una cosa, que dicen que tienen una agenda verde, pero en realidad están haciendo lo contrario y están destruyendo el planeta», declaró a AFP Richard Baxter, un maestro de 60 años. «Necesitamos compromisos reales seguidos de acciones (...), no en diez o veinte años, sino ahora», dijo.

Con un producto de limpieza en una mano y un cepillo en la otra, Mei Moore, ama de casa londinense de 45 años, incidió en que los líderes deben tomar el cambio climático «tan en serio como lo hicieron con el covid», «deben actuar rápidamente» porque «nos queda poco tiempo para hacer los cambios necesarios».

Para la militante ecologista Lou Romain, de 27 años, la solución pasa por la criminalización del «ecocidio», es decir, de «la destrucción masiva de ecosistemas»: «Compromisos hay desde hace veinte años. Necesitamos una auténtica disuasión».