«Autoridades institucionales, autoridades sociales, bienvenidas». Así ha iniciado Ada Colau su primer discurso como alcaldesa de Barcelona, dirigiéndose a los representantes institucionales pero también a los numerosos representantes de entidades sociales que han asistido al pleno del Ayuntamiento. Mientras, fuera, centenares de personas han llenado la plaza Sant Jaume para mostrar su apoyo a la nueva alcaldesa.
Colau ha obtenido el cargo por mayoría absoluta, gracias a los votos a favor de ERC y PSC, a los que se ha sumado uno de los votos de la CUP. Los otros votos de la formación independentista se han dedicado, simbólicamente, a luchas sociales. Sumados a los 11 concejales de Barcelona en Comú, Colau ha conseguido de esta manera ser investida en la primera votación.
Tras una primera ronda de intervenciones a cargo de los portavoces de cada grupo municipal, Colau ha realizado su primer discurso como alcaldesa. Largo y sentido. Confesando de buenas a primeras las sensaciones de «emoción, esperanza y responsabilidad» que se mezclaban en su interior, Colau ha abogado por «actualizar las formas de hacer política», adquiriendo el compromiso de «mandar obedeciendo» y «construir colectivamente» un Ayuntamiento que «nunca más vuelva a gobernar de espaldas a la ciudadanía».
«Echadnos fuera si no hacemos lo que hemos dicho que haríamos», ha señalado tajantemente Colau, quien, al mismo tiempo, ha pedido «ser conscientes de la complejidad del objetivo». «No se podrá hacer todo el primer día, nos enfrentaremos a poderes fuertemente establecidos», ha añadido, definiendo la etapa que ahora se abre como «un compromiso entre dos partes».
Izando una de las banderas que la acompañó durante toda la campaña, Colau ha asegurado que pondrán «la lupa a cada contrato» y levantarán alfombras: «Queremos un Ayuntamiento con paredes de vidrio».
Tampoco ha soslayado dos de los asuntos que los últimos días más han triunfado mediáticamente, como son la relación con el Govern de Artur Mas (con quien se ha reunido después de jurar el cargo) y el papel que tomará a partir de ahora el Ayuntamiento en el proceso independentista. Sobre el primero, la nueva alcaldesa ha prometido «lealtad» hacia la Generalitat, aunque ha exigido que ello no suponga ningún «menosprecio» para Barcelona. Sobre la segunda, sin acabar de mojarse sobre las elecciones plebiscitarias, ha sido meridiamente clara, al señalar que «Catalunya debe poder decidir su futuro desde la libertad» y que «Barcelona debe liderar un proceso constituyente».