Las autoridades francesas esperan acabar con la mitad de ese campamento y proponer soluciones alternativas a los migrantes, aunque diversas organizaciones humanitarias que trabajan con ellos consideran que no hay espacios previstos para todos los que se quieren desalojar.
Por ese motivo recurrieron ante la justicia la orden de expulsión, pero los jueces han rechazado su apelación.
La jueza estima que se justifica el cierre del campamento porque no existen las mínimas infraestructuras sanitarias y recuerda que el Estado francés se ha comprometido a dar soluciones alternativas a todos los migrantes.
La magistrada, que visitó el lugar el pasado martes en medio de importantes medidas de seguridad, indica que se han producido enfrentamientos entre migrantes y fuerzas de seguridad y alerta de la presencia de mafias de «pasadores» que actúan en el campamento.
El ministro francés de Interior, Bernard Cazeneuve, ha señalado que la decisión del Tribunal da la razón al Gobierno y desmonta algunas de las «mentiras» que se habían dicho sobre sus intenciones.
En una declaración ante la prensa, Cazeneuve ha indicado que no habrá un desalojo violento del campamento y que en las próximas semanas seguirán colaborando con las organizaciones humanitarias para que los migrantes lo abandonen de forma voluntaria.
«Nunca hemos pensado hacer una evacuación brutal de la zona con excavadoras y diseminando a los inmigrantes por la región. Lo que queremos es ayudarles y es lo que vamos a seguir haciendo», ha señalado.
El ministro ha indicado que se crearán nuevas plazas de acogida para los demandantes de asilo y afirmó que lucharán contra las mafias que les ayudan a pasar a Gran Bretaña.
La Prefectura del departamento ha asegurado que los centros comunitarios de la zona que se va a desalojar, tales como la escuela levantada por una asociación humanitaria británica, o la iglesia, no serán destruidos.
Muchos de los migrantes que estaban en Calais comenzaron a abandonar el campamento en los últimos días, aunque buena parte de ellos no se instalaron en los centros previstos por el Gobierno.
Esa circunstancia ha motivado que las autoridades belgas anunciaran el pasado miércoles el restablecimiento del control de sus fronteras y la suspensión de los acuerdos de Schengen por el temor a que muchos de ellos entraran y se instalaran en su territorio.
Francia ha levantado junto a la denominada «Jungla» de Calais un terreno con decenas de barracones provisionales y propone también a los migrantes acudir a otros centros que ha habilitado en diversos puntos del Estado.
Pero la mayoría de ellos rechazan estas alternativas porque, por un lado, eso supone que sean fichados y, por otro, les aleja de la frontera con Gran Bretaña, que es su objetivo.