Gerardo Hernández Zorroza

Otra manera de pensar

El abatimiento ante lo que se prevee es tónica general, un abatimiento que intenta ocultarse tras un manto de vacío positivismo. Se nos pide motivación, pero hace las cosas a nuestra manera, colaborando con otros y simplificando tareas, está mal visto, si no es aprobado por un sistema de hipercontrol que obedece consignas y crece como una hidra, aunque con visión de futuro sesgada hacia determinados intereses de unos pocos, sin demasida cabeza colectiva.

La sabiduría popular nos dice que, para ser felices, antes de nada, hay que desprenderse de lo que nos sobra. En lo social, equivaldría esto a hacerlo de la dependencia ciega al supercontrol establecido, que nos ha facilitado la comodidad y el disfrute, pero nos ha vuelto débiles y prisioneros en una «jaula de oro».

Enfermos de neoliberalismo y confiando en que el mercado se corrija a sí mismo y nos cure de su avaricia, caminamos como burros tras zanahoria. Hacia el redil.

Producimos la misma ponzoña y esperamos que algún día Dios, un partido político que nos engaña, o los extraterrestres que vengan de algún lugar de otro espacio-tiempo, nos traigan el antídoto, la curación milagrosa.

Mientras tanto, sin atender a otras coordenadas mentales y sin salirnos individualmente del guión (la verdadera cura), apostamos todo a la llegada de otro Mesías que nos salve. Inútilmente porque la salvación está en encontrarnos cada uno. Y desde allí juntarnos.

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