Seguimos a años luz de una policía democrática

Tres veces ha cargado la Ertzaintza en la Parte Vieja donostiarra en los últimos cinco días, dejando unas imágenes de violencia que resultan incomprensibles. Más incluso si se tiene en cuenta que las cargas se han producido tras el cierre de la hostelería y antes de que comenzara el toque de queda, un momento en el que se pueden generar aglomeraciones a causa de los horarios. En cualquier caso, ese exceso de celo no se ha visto en otros momentos en los que también se han congregado muchas personas en la vía pública. Con todo, si una alta afluencia de personas provoca un gentío en un espacio público, la Policía cuenta con una amplia gama de recursos para gestionar una situación así antes de echar mano a la porra y a los proyectiles.

Más grave todavía es que el miércoles por la noche, durante las cargas policiales, un mando ordenara a los agentes «tirar a dar», tal y como se escucha nítidamente en un vídeo. Un representante sindical de la Ertzaintza trató ayer de restar importancia a la frase al considerarla una expresión coloquial; pero cuando se exhorta con ella a agentes pertrechados con armas, la expresión no resulta ni inofensiva ni tranquilizadora. De hecho, hay un joven ingresado con la mandíbula rota a consecuencia, al parecer, de un pelotazo. Una expresión similar –«entrar con todo»– se usó en el operativo que costó la vida al joven de Bilbo, Iñigo Cabacas. Desgraciadamente, esta misma semana el Supremo cerraba el caso confirmando la casi total impunidad de los implicados en aquella muerte. Impunidad que frena que se cambie ese violento esquema mental que el viceconsejero de Seguridad corroboró al declarar que disparar «forma parte de los procedimientos».

Agentes, mandos, representantes sindicales y responsables políticos quedaron retratados de nuevo en la defensa de un corporativismo mal entendido que justifica una violencia gratuita y desproporcionada. Cualquier atisbo de policía democrática sigue siendo una quimera.

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