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La joven que denunció la violación grupal declara cuatro horas y sin vídeos

La joven madrileña que denunció haber sufrido una violación grupal en los sanfermines del año pasado ha testificado cerca de cuatro horas ante la Sección Segunda de la Audiencia de Nafarroa sin que se le hayan mostrado los vídeos que grabaron los acusados del hecho.

El furgón policial que traslada a los cinco miembros de ‘la Manada’ llega a la Audiencia de Nafarroa. (Iñigo URIZ/ARGAZKI PRESS)
El furgón policial que traslada a los cinco miembros de ‘la Manada’ llega a la Audiencia de Nafarroa. (Iñigo URIZ/ARGAZKI PRESS)

La joven ha prestado declaración ante la sala sin ningún contacto con los cinco imputados, conocidos como ‘la Manada’, ya que la sala ha decidido mantenerles esta mañana en una estancia separada.

La joven, que tenía 18 años cuando tuvo lugar la violación, ha sido la primera persona citada para declarar en esta segunda sesión del juicio y aunque se había previsto que su testimonio durara de 10:00 a 12:45 horas, cuando estaban citados los primeros testigos, pero ha terminado por declarado por espacio de unas cuatro horas según los letrados.

Y es que el testimonio se ha demorado porque a los pocos minutos de empezar la vista el tribunal ha decidido hacer un receso para deliberar sobre la conveniencia de que la joven viera durante su comparecencia los vídeos de la violación que grabaron los acusados, algo a lo que se ha opuesto la fiscalía.

Son varias piezas breves que para las defensas avalarían la tesis de sus clientes de que las relaciones fueron consentidas, mientras que para las distintas acusaciones son la prueba de cargo de la agresión sexual que cometieron en grupo.

Finalmente el tribunal ha decidido que los vídeos se podían ver pero no ha ocurrido así porque nadie lo ha solicitado y la joven ha continuado con su testimonio, en el que estaba obligada a responder a todas las partes ya que había sido citada como denunciante y testigo.

Aunque no ha sido posible escuchar su declaración ni tampoco verla, ya que todo el juicio se celebra a puerta cerrada y además el tribunal ha ordenado otras medidas de seguridad, fuentes del Palacio de Justicia han indicado a Efe que la chica ha llegado «tranquila» acompañada por sus padres y una tía.

Tras acceder al edificio en un coche de la Policía Municipal, la denunciante ha sido conducida a la sala del juicio y a las diez en punto, la hora señalada, un funcionario ha salido al pasillo para pedir que entraran los letrados, que esperaban separados de la prensa tras un cordón policial.

Tal y como estaba previsto, minutos después de las 12:30 horas ha llegado la pareja de jóvenes que se encontró a la chica llorando en un banco aquella madrugada, cerca del portal donde ocurrieron los hechos, y dieron aviso a SOS Nafarroa.

Ha sido uno de estos abogados, Agustín Martínez Becerra, que defiende a tres de los acusados, no así al militar ni al guardia civil procesados, quien al llegar al Palacio de Justicia ha dicho a los periodistas que hoy sería «un día importante».

Y es que la sesión que se ha celebrado hoy es la única para la que ha sido llamada la denunciante.

Para mañana están citados a declarar cuatro agentes de la Policía Municipal de Iruñea, cuerpo que identificó a los imputados pocas horas después por las cámaras instaladas en el recorrido del encierro, y tres miembros de la Policía Foral, que practicó las detenciones cuando llegaron a la plaza de toros.

Ya ayer, en la primera sesión, se resolvieron las cuestiones preliminares, sin cambios sobre lo decidido salvo una ampliación del informe encargado por las defensas a unos detectives privados sobre la joven, y también ayer los cinco acusados se declararon «inocentes» del delito continuado de agresión sexual y contra la intimidad.

Cuatro de ellos además negaron el delito de robo con intimidación, mientras que el guardia civil reconoció que había «sustraído» el teléfono móvil de la víctima.

Se trataría de la que la chica tampoco pudiera pedir ayuda tras unos hechos en los que, según el escrito de acusación, por la «apabullante situación de superioridad» de los agresores, «resultó imposible que ejerciera la mínima resistencia».