Ha sido una batalla, un duelo físico en el que conquistar cada metro era una aventura de riesgo. Racing ha sabido llevar el choque a su terreno y maniatar el temible ataque de Leinster, que ha sufrido lo indecible para igualar a Stade Toulousain como equipo más laureado del continente.
La final ha sido un recital de placajes, unos válidos y otros no tanto, aderezados con sus correspondientes golpes de castigo. Cuesta recordar jugadas con olor a ensayo.
Racing se adelantaba y Leinster replicaba para empatar, hasta que a falta de minuto y medio los irlandeses se han puesto por delante. El conjunto francés ha tenido un último balón, pero el drop de Tales se ha marchado desviado. Segunda final y segunda derrota. Otra vez tendrá que ser.