NAIZ

La junta militar y la oposición de Sudán firman el pacto de transición para los próximos tres años

El Gobierno militar sudanés y la oposición han suscrito este sábado en Jartum el Acuerdo Político y la Declaración Constitucional sobre la Autoridad de Transición que pone formalmente fin a tres décadas de dictadura de Omar Hasan al Bashir. Las dos partes se repartirán el poder durante los tres próximos años.

El jefe de la junta militar, Abdelfatah al Burhan, levanta el acuerdo constitucional, junto al líder opositor Ahmad Rabie. (Ebrahim HAMID/AFP)
El jefe de la junta militar, Abdelfatah al Burhan, levanta el acuerdo constitucional, junto al líder opositor Ahmad Rabie. (Ebrahim HAMID/AFP)

Los representantes de la coalición opositora de las Fuerzas de la Libertad y el Cambio y del Consejo Militar de Transición que gobierna el país desde la caída de Omar Al Bashir, en abril, han suscrito este sábado la documentación formal del acuerdo alcanzado el pasado 4 de agosto tras meses de protestas.

Entre los firmantes están el general Mohamed Hamdan Dagalo, «número dos» y hombre fuerte del Gobierno militar, y Ahmad al Rabie, dirigente de las Fuerzas de la Libertad y el Cambio.  

Hace dos semanas, todo se limitó a una frugal firma ante los mediadores de la Unión Africana (UA) y Etiopía y la gran ceremonia se reservó para este mediodía, ante mandatarios como los presidentes de Chad, Idriss Déby; de Sudán del Sur, Salva Kiir, o de la República Centroafricana, Faustin-Archange Touadéra.

En un discurso previo, el presidente de la comisión de la UA, Musa Fekki, advirtió de que la estabilidad del país dependerá ahora de la participación y recibimiento de todos los sectores de la población sudanesa.

La alegría de la sala, que rompió en aplausos y vítores ante el histórico paso, se extendió poco después a las calles de la capital, donde las Fuerzas de la Libertad y el Cambio convocaron marchas para celebrar por todo lo alto su pacto con los militares.

Celebración y recuerdo

Centenares de personas, en su mayoría jóvenes y estudiantes, se echaron a las avenidas que rodean la sala donde se produjo la rúbrica con banderas sudanesas y coreando lemas como «¡Sudán es nuestro país y civil es nuestro Gobierno!» o«¡No olvidaremos a los mártires!».

Algunos portaban pancartas con fotografías de las decenas de fallecidos en el desalojo violento de la acampada de protesta frente a la sede del Ejército en Jartum el pasado 3 de junio, y en posteriores manifestaciones opositoras.

Entre ellos, los vecinos de Atbara, la localidad donde, en diciembre del año pasado, comenzaron las manifestaciones que desembocaron en la salida del dictador Al Bashir, cuatro meses después.

«La etapa próxima será una prueba para nosotros. No vamos a excluir a nadie», ha destacado uno de los dirigentes opositores, Sadiq al Mahdi, ex primer ministro sudanés. «La puerta está abierta para que cualquiera pueda participar en la celebración de Sudán», ha añadido.

Otro líder de las Fuerzas de la Libertad y el Cambio, Mohamed Nagi Alassam, ha subrayado que es necesario quienes han muerto tengan justicia, en particular los fallecidos durante el desalojo de la acampada el pasado 3 de junio. «Los mártires siguen con nosotros. Están con los revolucionarios», ha coreado la multitud.

El acuerdo estuvo a punto de fracasar por la represión contra las protestas, en especial el 3 de junio, cuando grupos paramilitares causaron más de 100 muertos –las autoridades solo reconocen 40– al disolver con brutal violencia una sentada frente al Ministerio de Defensa.

Gobierno híbrido

Este acuerdo pone fin a unos meses de extrema tensión en el país africano por las reticencias de la junta militar que derrocó a Al Bashir a la hora de dar el paso siguiente: un Gobierno híbrido, formado por cinco militares y cinco opositores más un civil de consenso que será el primer ministro de un Ejecutivo encargado de guiar una etapa de transición hasta unas elecciones democráticas. La composición del Ejecutivo se anunciará mañana tras la disolución de la junta militar.

Durante el período de transición, el país será gobernado por un gobierno «tecnócrata» encabezado por un primer ministro independiente y bajo el control de una Asamblea Legislativa de 300 miembros donde la oposición de las Fuerzas de la Libertad y el Cambio ostentará dos terceras partes de la cámara.

El nuevo Gobierno que se formará la próxima semana tendrá que lidiar con una situación económica al límite dado que el país figura en la lista de «estados terroristas» de Estados Unidos, lo que limita en extremo las relaciones internacionales. Precismante las protestas por la mala situación económica, la inflación y la escasez de productos básicos fueron el inicio del derrocamiento de Bashir.

Juicio a Al Bashir

Amnistía Internacional, mientras, ha pedido a las actuales autoridades de Sudán que entreguen al Tribunal Penal Internacional (TPI) al expresidente Al Bashir ya que estima que, aunque el juicio que comienza el lunes en Sudán es un «paso positivo», no basta para depurar responsabilidades por los «atroces crímenes» cometidos.

Sobre Al Bashir pesan dos órdenes de arresto del TPI por genocidio, crímenes contra la Humanidad y crímenes de guerra por los presuntos abusos cometidos bajo su mando en la región de Darfur. El lunes comenzará en Sudán el primer juicio contra él, pero solo por corrupción.