Raimundo Fitero
DE REOJO

Enfermeras

En medio de un jolgorio multitudinario, Gerard Piqué, jugador  del Barça, padre de dos hijos con la cantante Shakira, declaró que recomendaba a las clínicas catalanas contratar enfermeras para de aquí a nueve meses porque esa remontada histórica, un partido de fútbol emocionante, provocaría en la hinchada muchas ganas de hacer el amor. ¿Es una tontería lo dicho? Pues, desgraciadamente, no. Quizás sea medio tontería porque lo dijo el día de la mujer trabajadora, y también podría haber dicho que se reforzasen las guardias de las doctoras, de las abogadas, porque algún desliz existirá en estos supuestos y efusivos encuentros sexuales provocados por un resultado futbolístico, y se centró en lo de las enfermeras, una profesión tradicionalmente femenina por razones muy poco igualitarias.

Volviendo al partido. Emitido por las plataformas de pago, no se tienen datos fehacientes de su audiencia pero debió ser descomunal. El mismo partido en abierto sería el programa más visto del año, seguro. Y si contamos las audiencias francesas, será descomunal. Estamos intoxicados por el fútbol, por los movimientos de masas, por las cifras que mueven millones de euros de un lado para otro, de un espectáculo televisivo descomunal, con programas a su alrededor y unas aficiones que sienten los colores de una manera fanática. Un fenómeno que crece muy bien alimentado, pero saber que un resultado puede disparar la natalidad, es como para prestarle la atención que se merece. El fútbol es un fenómeno que desata pasiones y que como lenguaje audiovisual se mejora día a día técnicamente y tiene algo importante: hasta el final mantiene la incertidumbre del resultado. Como pasó el miércoles. Y seguro que hubo urgencias hospitalarias por el mismo. Seguimos necesitando más enfermeras.