Nerea GOTI
DENUNCIA ANTE LA POLÍTICA DE RECORTES SOCIALES

Pasa en Barakaldo: vivir bajo el puente esperando la RGI

No es fácil entender que alguien con 23 años duerma muchas noches bajo un puente, mientras se busca la vida intentando trabajar todos los días para cobrar 250 euros. Se llama Ángel y espera con toda la documentación la cita para acceder a la RGI a la que tiene derecho, denunció Berri-Otxoak.

Integrantes de la plataforma contra la exclusión social y en defensa de los servicios sociales Berri-Otxoak se concentraron ayer en Barakaldo, en una nueva protesta contra los recortes en la que destacaron un exponente de la situación en los servicios sociales, el caso de un joven que teniendo derecho a RGI, hasta que la renta se tramite y llegue, vive bajo un puente. La denuncia de los recortes es reiterada, pero no por ello deja de tener un especial alcance porque, según cuentan, los recortes se suceden en una continua caída de los recursos públicos para ayudas que comienza en Lakua y acaba en Barakaldo, donde «ya son 2.200 familias las que perciben una ayuda» y el presupuesto es el mismo desde hace cuatro años.

«El tope de las ayudas por arriba lo pone el Gobierno Vasco, por debajo no hay límite», explican portavoces de Berri-Otxoak. «Aquí se han introducido recortes que ni contempla el Gobierno Vasco, y así si pides un año ayuda para poder ir al dentista, hasta dentro de dos años no puedes solicitar una ayuda por esta atención, aunque la necesites», según resaltan, y lo mismo pasa con arreglos en la comunidad o de la vivienda.

Sin atención de urgencia

La situación se agrava si se suma la desaparición de un servicio tan sensible como el que hasta ahora atendía las urgencias sociales. Una trabajadora social evaluaba la urgencia de la demanda, resolvía en poco tiempo la concesión de ayudas o derivaba a otros servicios los casos que le llegaban.

«Ahora llegas a los servicios sociales y la espera para la primera cita es de dos meses, pero la persona que te atiende no es una trabajadora social sino un administrativo que se ocupa de la documentación que hay que reunir», según detallaron. «Para la plataforma este recurso es importante porque funcionaba, era la puerta de acceso rápido para mucha gente con situaciones personales muy complicadas», precisaron.

En este contexto de recortes, se expuso el caso de Ángel, de 23 años, que vive debajo de un puente en Cruces. «Cumple los requisitos para pedir la RGI, pero tarda un mínimo de cuatro a seis meses», expusieron.

En conversación telefónica con GARA, el mismo Ángel contó que se ha reunido con los servicios sociales, con el concejal de Bienestar Social y hasta con la alcaldesa y la respuesta siempre ha sido la misma: «no podemos hacer nada porque hay unos plazos». Profesionales de los servicios sociales le han llegado a decir que «no estaba tan mal». Según explicó, subsiste ahora con un precario trabajo que le reporta 250 euros al mes si trabaja «todos los días».

«Tengo todos los papeles pero hasta el día 25 de este mes no tengo cita», remarca Ángel, para agregar un resignado «menos mal que es de urgencia». Si algo le gustaría aclarar es que lo que pide lo pide «por derecho» y que es «lo que necesito para poder vivir y para estudiar».