Preguntas
No se puede empezar un artículo con un signo de interrogación, por lo que las preguntas empiezan ahora. ¿En qué punto de la trama estamos? Este ritmo de creación de caudales de información contradictoria, vinculante o desopilante, de una rudeza canónica significante, ¿está controlado por algún cerebro mecánico, humano o animal evolucionado? ¿Hay erudito, tertuliano, cantamañanas o rapsoda de la cloacas del estado que soporte una pregunta básica? ¿Dónde estamos, quién maneja el tiempo, la velocidad y los estados sociológicos que pueden llevar a una patología política?
Puigdemont está con seis consellers en Bruselas, de paseo, buscando oficina, se supone, para mantener la entelequia de un gobierno republicano catalán en el exilio, pero los partidos que lo soportan aceptan las elecciones autonómicas el 21D. Otra imagen nos enseña a Junquera y cuatro consellers reunidos en una sala del Parlament de Barcelona, pero las consejerías están ocupadas por funcionarios españoles que controlan la gestión. Y en medio de esto, la ciudadanía celebra el Halloween como si fuese propio. Confirmado, en los años cincuenta del siglo pasado, los niños en la ribera, jugábamos con calabazas redondas agujereadas y con velas dentro. Y no salíamos en la tele. Ni la teníamos en casa.
Puigdemont ha preguntado si el Gobierno de España admitiría un resultado el 21D con una mayoría independentista o volvería a utilizar el 155. ¿Le cabe a alguien alguna duda? No. Son una elecciones trucadas. Solamente será aceptado un resultado en el que ganen las opciones unionistas. De lo contrario, volveremos a la casilla de salida. O más atrás. Un detalle, el President y sus consellers, contestaban en francés e inglés, además de en catalán y español. ¿Comparamos? No, no, que viene rascayú.