Patxi GAZTELUMENDI
BILBO
Elkarrizketa
CALIXTO BIEITO
DIRECTOR ARTÍSTICO DEL TEATRO ARRIAGA

«Un teatro público tiene que dedicarse a la lengua y cultura de su país»

Pasó su infancia en Miranda de Ebro, y posteriormente se trasladó a Catalunya. Dice que hoy en día vive en el avión. Calixto Bieito dirige el Teatro Arriaga y al mismo tiempo es director residente del teatro de Basilea. Este curso ha estrenado «Obabakoak» con 12 actores vascos, producción propia del teatro bilbaino y espera dar a conocer a nuestros artistas y la cultura vasca a nivel internacional.

Después de realizar la búsqueda en Wikipedia, en la primera entrada menciona que Calixto Bieito es el director del Teatro Arriaga. ¿Qué importancia tiene este teatro en su carrera?

No sé quien lo habrá puesto. No me leo. No me he leído nunca en Wikipedia, de hecho. Yo diría que sí, que el Teatro Arriaga es un teatro muy importante. Cuando vinieron a visitarme a Sttutgart, me hizo mucha ilusión, yo había traído espectáculos a Bilbao, pero esta ciudad también pertenece a mi infancia. Es un teatro muy importante, y tenemos que hacer que se conozca a nivel europeo. Y en esa labor me he empeñado, un teatro a nivel europeo pero que trabaje con el talento de aquí.

¿Cómo compagina un director artístico el trabajo entre Bilbo y Basilea?

Con muchos aviones, porque trabajo en muchos sitios. Cuando me ofrecieron el Teatro Arriaga lo primero que dije es que no podía hacerlo. Hubo una sintonía muy especial con la gente y un gran amigo mío –que es una especie de mentor, un señor de más de 70 años, gran persona de la cultura británica, y buen conocedor de Bilbao– me dijo que lo debería hacer. Mi agente me decía que no me complicara la vida. Lo compagino viajando mucho. Voy yendo y viniendo, estoy todo el tiempo que puedo, tengo muy buena sintonía con todo el equipo de aquí, y aparte me gusta la ciudad, me gusta todo. Pero no solo trabajo en Basilea, también trabajo en Escandinavia, Canadá, EEUU, Inglaterra... Acabo de llegar de hacer audiciones para una obra de teatro de Inglaterra, otra producción con el Holland Festival… trabajo mucho en Bélgica, Francia, Italia.

¿Considera que su trabajo en el Arriaga está a escala internacional?

Tenemos que ponerlo ahí. Este año hemos coproducido cosas y los artistas internacionales que han venido este año –pueden gustar más o menos– son artistas de prestigio reconocido. Esto de alguna manera sitúa al Teatro Arriaga. Nadie me ha dicho que no. Han venido Simon Stone, Castellucci o Michael Stuhlbarg, que acaba de ganar el León de Oro en Venecia. Estoy contento con eso, pero tengo un problema: me gusta hacer las cosas bien, y creo que se puede hacer mucho más. Eso a nivel internacional.

En cuanto a lo local, este año no tomé vacaciones, por cuestión de calendario, pero pude montar “Obabakoak”. Para mí eso ha sido fantástico.

Quizá haya sido la manera de presentarse en sociedad con una obra dirigida por usted.

No lo he hecho estratégicamente. Pero sí que adoro la novela y tengo una curiosidad increíble por la cultura, por las lenguas, me encantan las lenguas. He hecho “El idiota” de Dostoyevski en ruso con actores rusos, he trabajado en noruego, en danés, idiomas que no hablo. También he tenido ocasión de trabajar en sueco o en finés.

¿Había trabajado con actores vascos en alguna otra ocasión?

En euskara nunca. La versión en euskara la hice yo con la versión de “Obabakoak” en castellano al lado. Ha sido una experiencia increíble, primero porque los actores son buenísimos, todos, no puedo decir otra cosa, de primer nivel. Cuando hemos estado en Barcelona lo hemos hecho en euskara, y yo me he enamorado de la sonoridad de este idioma. Lo hicimos con subtítulos al catalán, y en la segunda tanda vamos a Alemania, Francia… Iremos a Madrid y algún país más. Estoy muy contento.

Como espectador le tengo que decir que lo que más me ha asombrado del inicio de este curso es la cantidad de estrenos en euskara que hemos podido disfrutar en Bilbo.

El programa está pensado desde la curiosidad de alguien que ama la lengua. Si estoy en Oslo, hago una obra de Henrik Ibsen en noruego. También he adaptado la novela “Misterios” de Knut Hamsun. Si hago “El idiota” en ruso, ¿cómo no voy a hacer “Obabakoak” en euskara? Bernardo Atxaga es un escritor que puede ser premio novel, me refiero al nivel de donde está su literatura y la gente que está escribiendo aquí. Me parece que la obligación de un teatro público es esa; un teatro público tiene que dedicarse a la lengua y cultura de su país. Y la otra es internacionalizar. Por eso he trabajado mucho con artistas locales. Acabamos de ver a Alex Gerediaga montando una obra en el Arriaga. Me parece que es lo normal.

¿Y qué opinión tiene de los actores con los que está trabajando?

Miren Gaztañaga es extraordinaria. Es una actriz de primerísimo nivel. Una actriz que da todos los registros, una persona que podría estar donde quisiera, está aquí y suerte que esté. Es una actriz excelente, yo estoy totalmente fascinado con ella. Y Eneko Sagardoy tiene la sensibilidad de un actor británico, pero la fuerza y la imaginación de un actor centroeuropeo. Y eso con un euskara precioso. Son muy buenos. Lander Otaola podía haber sido futbolista y decidió ser actor. No sé si el público era consciente de ver una compañía tan buena.

En «Obabakoak» son doce, más que un equipo de futbol.

Joseba Apaolaza, Iñake Irastorza, Gurutze Beitia… toda esta gente es muy buena. No me produce miedo ir a Sttutgart con este equipo. En Alemania el Estado invierte mucho en teatro, y tienen un nivel de exigencia alto. Pero yo voy muy contento con esta compañía. Bernardo Atxaga está traducido al alemán. Hubo una energía especial entre ellos y trabajamos muy bien. Atxaga me escribió diciendo que hemos colocado la novela en un lugar donde él quiso. Siendo muy particular a la vez es muy universal.

El Teatro Arriaga va a empezar a colaborar con proyectos como Pabellón 6. ¿Ha tenido ocasión de conocer la escena local?

El Pabellón 6 siempre tiene las puertas abiertas aquí, no hemos concretado nada todavía pero vamos en esa dirección. He estado en Pabellón 6 y he invitado a varios directores a poner en escena a Monteverdi y les dije que esto era muy importante para mí. Les comenté que podían hacer con el escenario lo que quisieran, con el teatro entero o de otra manera. Decidieron hacerlo en grande y funcionó. Hay que conocer a la gente de aquí y voy a seguir trabajando de esta forma. ¿Qué sentido tiene un teatro público si no te lleva a sitios que tú pensabas que no ibas a ir? Te tiene que presentar espectáculos que no conocías o pensabas que no te iban a gustar. No tiene que hacerle competencia al teatro comercial. El teatro comercial da al público lo que este quiere, un teatro público tiene que ir más allá. Y tiene que estar abierto a los artistas locales.