GARA Euskal Herriko egunkaria
TEATRO

Ese penetrante dolor tan agobiante


Bajo llave. La vida bajo una llave que protege y que limita. Las trabajadoras sociales, las que atienden a las mujeres víctimas de la violencia de género y a sus hijos, se impregnan de los sufrimientos del cada día de aquellas a las que atienden. Se deben poner una coraza de profesionalidad, de conmiseración, de paciencia, de amor al prójimo. Pero cada cual tiene sus dosis de resistencia y de capacidad para manejar las situaciones. Y la tensión, el estrés, el vivir constantemente en un mundo cerrado y muy débil, blindado por protección del exterior, les produce tanto dolor como el que comparten con las protagonistas ausentes en esta propuesta.

El acierto es que no hablan directamente las mujeres afectadas ni sus hijos, sino que lo cuentan las trabajadoras, es por lo tanto narración, narraturgia, lo que le dota de una distancia emocional bien manejada desde la dirección y la interpretación. Pero notamos en la actuación presenciada, una falta de picos, todo sucedía de manera implacable en un mismo tono, en un mismo registro. Y solamente la música tocada en directo nos inducía a dejarnos llevar, pese a que los relatos eran tan auténticamente demoledores, escalofriantes, que producen un dolor penetrante.

La opción es válida en cuanto no se sumerge en un torrente emocional y nos deja espacio para la reflexión. Quizás falte una dosificación de intensidad más abarcadora, más incluyente. Una obra necesaria. Una puesta en escena nítida, con una interpretación ajustada a las intenciones.