A mediodía el local que ha puesto en marcha en la calle Pablo Picasso de Bilbo la plataforma Ongi Etorri Errefuxiatuak se convirtió en un lugar de tránsito de gente. La lluvia no fue un impedimento para que varias personas se acercaran a dejar alimentos y ropa, y otras para unirse al voluntariado. Mientras algunos migrantes abandonaban el lugar después de desayunar y ser atendidos.

Tan espectacular ha sido la respuesta ciudadana que a las horas la plataforma paraba la recogida y agradecía a la gente su solidaridad.

Frente a esa generosa aportación ciudadana Ana Elena Altuna, activista de Ongi Etorri Errefuxiatuak, contrapuso «la falta de respuesta y coordinación que hay en las instituciones para afrontar este problema» y puso de relieve la ausencia de «un plan para gente en tránsito».

En este punto otra activista recordó que «mientras las instituciones planifican la llegada de 100.000 personas para la copa del mundo de rugby, no hay un plan para un centenar de migrantes». No olvidaron tampoco la situación de otras personas migrantes que «malviven en tiendas de campaña» en el Puerto de Bilbao o la «de personas con derecho a asilo en situación de calle».

Subrayaron, así, que no se trata de una emergencia social ni de una crisis, sino de un problema estructural y de la falta de respuesta para el acogimiento de personas en tránsito.

Ahora en este local, algunas de ellas han recibido ayuda. Pero esto no acaba aquí, el problema para estos migrantes continuará, sin saber cuándo acabará el viaje que emprendieron hace años huyendo de la guerra o de la pobreza.