Agustín GOIKOETXEA
BILBO

Los veteranos botxeros se refugian en el «oasis» de Doña Casilda con el relevo

El parque de Doña Casilda Iturrizar sigue manteniendo la categoría de «remanso de paz» frente al bullicio que reina en el recinto del Arenal. Un «oasis» en el que una veterana parroquia de amantes de las bilbainadas pudo ayer vibrar con las canciones de Los Txikis, un grupo con 63 años de historia a sus espaldas que «exporta el bilbainismo por el mundo». A escasos metros, la actividad era frenética en un Txikigune donde es difícil no hallar con qué disfrutar.

Nuevas generaciones, al igual que las más veteranas, encuentran en el parque de los patos la oferta festiva que más les satisface. Quienes han vivido más ediciones de Aste Nagusia se encaminan de domingo a domingo a su cita con las bilbainadas, aunque al repertorio de canciones ligadas a hábitos y costumbres del Botxo se han incorporado melodías del conjunto de Euskal Herria, muchas de ellas donostiarras.

Tras Los Chimberos y Cinco Bilbainos, por el escenario de La Pérgola pasaron ayer otros clásicos, Los Txikis. Una formación creada en 1953 por Iñaki Nadal, Armando Ortega, José Luis Basterra y Moisés Arberas, que perdura en el tiempo gracias al relevo que se ha producido en ella. Tal fue su éxito, recordaron, que desde sus inicios viajaron a Holanda, Bélgica, Gran Bretaña y Estado francés.

A pesar de los vaivenes de las personas y de los cambios de las modas musicales lo largo de seis décadas, Los Txikis han seguido fieles en el amor a su tierra y sus bilbainadas, lo que no les ha impedido interpretar otro tipo de canciones, que se refleja en su amplia discografía. Sobre el escenario estuvieron Pruden Arrieta, Ángel Barrena, Alejandro Bernal y Julen Murga; este último incorporado a la formación hace dos años. Siguen teniendo su público, no hay duda.

No había una silla libre bajo la carpa donde durante ocho días es el epicentro de las bilbainadas, junto a las kalejiras que decenas de componentes de Bilbotarrak realizan, a partir de las 13.00, por el Casco Viejo. Para animar a su parroquia, comenzaron entonando ‘‘En fiestas’’, de Gau Pasa, el grupo que estará mañana en ese mismo escenario, a la que siguió un pupurrí de canciones titulado ‘‘Euskal Jaia’’. Para entonces, eran ya varias las mujeres que se habían arrancado a bailar mientras el resto entonaban las melodías o las seguían con las palmas.

A diario, decenas de personas mayores ingresadas en residencias de la villa acuden a este acto, que les acerca por un tiempo a Aste Nagusia. Muchas de ellas acuden en silla de ruedas trasladadas por vehículos adaptados. Es otra cara de unas fiestas pensadas para todos.

Dedicada a Txutxi Muerza

A continuación, ‘‘Zortziko Querido’’, que dedicaron a su excompañero Txutxi Muerza, sentado cerca del escenario y que abandonó hace un par de años Los Txikis después de pertenecer a él desde 1960, cuando lo componían también Demetrio Egia, Manolo Cantoya, José Luis Basterra y Julio Gómez. Esa canción, apuntaron, es obra de Felipe García de Guevara, como otras de su repertorio.

Si había alguien que no se había atrevido aún a levantarse para bailar, ofrecieron el pasodoble ‘‘Soy de Bilbao’’. Luego, tocó el popular ‘‘Txoria txori’’, de Mikel Laboa con letra de Joxean Artze. Quedaba todavía mucho que oír, algunas dedicadas al Athletic, como pasará hoy con otros clásicos, Los Chimberos.

Mientras cientos de gargantas entonaban una tras otra bilbainada, a escasos metros, en el estanque de La Pérgola, niñas y niños trataban de pescar objetos que luego debían depositar en distintos depósitos para llamar su atención en valores de sostenibilidad, especialmente en el reciclaje.

Cerca, en ese mismo entorno, otros mostraban sus habilidades artísticas en unas pizarras dentro de la amplia oferta del Txikigune, el epicentro de la programación infantil de Aste Nagusia, que ha transformado el parque de los patos en una ‘‘Ciudad de Valores’’. La novedad es el traslado de muchas de las actividades al entorno del popular estanque.

Mucha agua como diversión

Quien aún no lo haya visitado, es recomendable no olvidar la toalla, traje de baño y ropa de cambio ya que son varias las atracciones ligadas al agua. Unos hinchables por los que resbalar por el líquido elemento, especialmente uno en el que las y los chavales se arrojan cuesta abajo, están siendo un éxito. Al lado, está la opción de ser engullido por Gargantua, el que se encuentra en mejor estado de los dos con los que cuenta Bilbo; el más viejo está hasta hoy en la plaza de Arriaga después de que lo solicitasen las comparsas para celebrar el 165 aniversario del popular traganiños.

En el entorno del estanque y varios canales próximos también se pudo pescar objetos. Más de uno estuvo a punto de mojarse. En medio del verde, los más pequeños tuvieron la ocasión de hacer castillos de arena mientras otros se inclinaban por sumarse al taller de peluquería y maquillaje facial, o la opción de disfrazarse. Tampoco faltaron divertidos juegos que animan a incentivar habilidades y destrezas de los más jóvenes.