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DE REOJO

Despachos


La duda adquiere categoría, ¿hubo alguna vez 8.500 abogados? Es la cifra que adelantan ciertas noticias del número de letrados que ha contratado el equipo de Trump para tirar abajo los resultados electorales. Un auténtico ejército. Una batalla a considerando abierto para subvertir los democráticos designios de la suma de voto a voto emitidos por la ciudadanía para lograr mayorías. Los quiere para presentar demandas, para estar presentes en los recuentos, para buscar en cualquier esquirla legal un motivo para impugnar los resultados. Una labor de demolición de un sistema electoral.

8.500 abogados contratados es una cantidad de dinero que no se puede precisar sin entrar en cuentas abisales y asuntos sospechosos. ¿Quién paga este delirio? ¿Trump, su administración, el Partido Republicano? Y si después de la cantidad de hamburguesas, comida china, café de máquina, habitaciones de hotel y de motel que consumirán estos abogados (se supone que también habrá abogadas) resulta que no hay fraude ninguno, que los resultados son limpios, ¿cuál será el paso siguiente de este sátrapa? Se están cubriendo de gloria con tanta exageración.

De ser cierta esta locura, la inmensa mayoría de los despachos existentes de abogados se van a colapsar, por lo que toda la justicia resultará afectada, pues si se requiere acción judicial en los tribunales, estas cosas, uno se imagina, tienen prioridad. Y esto sería la máxima expresión de la judicialización de la política. Una manera de visualizar las aviesas intenciones del hombre naranja que sabe que cuando salga del despacho oval y de la inmunidad presidencial le esperan juzgados con querellas bastante graves. Alguno de sus guionistas le puede ofrecer la solución más televisiva: suicidarse delante de unos cientos de sus abogados.