Ibai AZPARREN
Menores y migración

«RASMIA», UN DOCUMENTAL QUE VISIBILIZA EL PROCESO MIGRATORIO

Las asociaciones SEI y Transpirenaica Social Solidaria han dado vida al proyecto «Rasmia», compuesto por un documental dirigido por David Serón que va acompañado de material didáctico sobre los procesos migratorios de los menores no acompañados.

Cuando Lahcen Ben Abdessallam llegó a Iruñea desde Marruecos, tuvo que «volver a nacer», relata a GARA el protagonista involuntario de “Rasmia”, un cortometraje que detalla su vida diaria en Nafarroa, así como las experiencias de migración y acogida que ha vivido, y que responde a un claro objetivo: ayudar a dejar de percibir a estos jóvenes como menores no acompañados para verlos simplemente como eso, jóvenes.

En Marruecos dejó una manera de entender la vida, de relacionarse, y ese cambio de cultura e idioma «ha sido muy difícil», explica. Han pasado casi tres años desde que, sin avisar a su familia, decidió abandonar su hogar y embarcarse en una odisea: dos días con sus noches en alta mar, a bordo de una patera, sin agua y «sin nada». ¿Por qué los menores huyen de Marruecos? Ben Abdessallam responde: «Para mejorar el futuro, allí la gente estudia y no encuentra trabajo». Y el salario medio de los que lo consiguen alcanzaba en el año 2019 los 360 euros al mes, según la Caja Nacional de Seguridad Social del país. El salario mínimo: 266 euros.

Tras atracar en Cádiz, fue trasladado por la Policía a un centro de menores, donde pasó unas semanas antes de partir hacia Barcelona. «Estuve allí con un amigo mío y luego vine a Pamplona. Conocía a otros dos amigos que estaban aquí. Me quedé en un piso en Barañain durante dos años, me enseñaron donde está el SEI», recuerda. Allí conoció a Edurne Saiz, técnica de intervención educativa de este Servicio Socioeducativo Intercultural. «En el SEI acogemos a adolescentes y familias que acaban de emigrar, aunque hay diferentes migraciones. A veces viene el menor solo y deja a su familia en el país de origen; luego está la reagrupación familiar: viene la madre primero y cree que en dos años va a venir su familia, pero en realidad tardan una media de diez años... También vienen familias conjuntas, huyendo de conflictos bélicos u otras razones», explica.

Cuando Ben Abdessallam llegó al SEI no contaba con muchos amigos. En la actualidad, es él quien ayuda como voluntario a «otros chavales que han pasado por la misma situación». «Les enseño, les traduzco un poco, porque cuando llegas no entiendes nada», añade. Estudia albañilería y ya ha comenzado las prácticas. «Es importante la red social que se crea: el colegio en el que te has escolarizado, la vecina que está al lado... es importante el poder hacer ese trabajo de ir conociendo a gente. Que te reconozcan por la calle, que estés en la villavesa y nos saludemos», remarca Saiz en relación al proceso de acogida de estos jóvenes.

material didáctico

Junto a Transpirenaica Social Solidaria (TSS), el SEI ha elaborado este proyecto, financiado por el Departamento de Políticas Migratorias y Justicia del Gobierno de Nafarroa y que toma su nombre de la acepción “rasmia”, que, según explicó en su presentación Patxi San Juan, miembro de TSS, se trata de una palabra muy utilizada en el herrialde con el significado de «coraje, tenacidad, fuerza o voluntad para el trabajo», una característica que, en su opinión, es la que mejor define a estos jóvenes.

De este modo, ambas asociaciones han puesto “Rasmia” a disposición del Departamento de Educación, un proyecto compuesto por este documental de 8 minutos dirigido por David Serón y al que acompaña un material didáctico para los centros escolares sobre la convivencia con estos jóvenes. «Nosotras hablamos con las escuelas en las que están ellos, tenemos una coordinación fuerte, pero es una oportunidad para poder llegar a todas las escuelas», dice Saiz.

Estos materiales, dirigidos al alumnado a partir de 5º de Primaria, están encaminados a realizar pequeños trabajos en grupo sobre el documental a través de varias preguntas. «Y luego se realiza también un trabajo ya en un grupo más grande con el objetivo de hablar y generar debate. El objetivo, más que dar respuestas, es generar preguntas, dudas, inquietudes... A mí me gusta decir, igual porque soy profesora, que en el colegio se valoran competencias como matemática y lengua, pero también es necesario aprender a aprender, animar a que la gente quiera aprender del otro», añade.

En este cortometraje que escenifica una salida montañera participan, además de Ben Abdessallam y Saiz, Ignacio Gomes, otro menor no acompañado; Maite Cía, alumna de 2º de Bachiller del colegio Sagrado Corazón de Iruñea; Naiara Zubeldia, educadora del SEI; y Rafa Paredes, abogado en el grupo Social Bidean, que detalla en el vídeo la situación administrativa en la que se encuentran las personas que deciden migrar al Estado español.

Ley de Extranjería

Así, Paredes explica que la regulación que establece la Ley de Extranjería para la reagrupación de las familias exige cierto poder adquisitivo. «En función de lo que gane un inmigrante, podrá tener a su familia con él o tendrá prohibido tenerla los años que tarde en llegar al tope salarial que exige la ley que, en mi opinión, vulnera un derecho fundamental como es que las familias tienen derecho a estar juntas», agrega.

La mayoría llegan con un visado de turista o en patera y, desde el momento que pasan los tres primeros meses que la legislación establece que pueden residir como turistas, pasan a una «situación irregular» en la que tienen prohibido trabajar durante al menos tres años, lo que a efectos prácticos supone verse condenados a hacerlo sin contrato. «Hay personas que tienen ofertas de trabajo, que van a poder cotizar a la Seguridad Social, a las que se les impide trabajar y se les empuja a esta situación», señala Paredes.

Este último año, según indicó la directora del servicio de Inclusión, Igualdad y Convivencia del Departamento de Educación, María José Cortes, «se ha reducido bastante» la llegada de estos jóvenes y en la actualidad hay en el herrialde aproximadamente 200 menores no acompañados, doce de ellos menores de 16 años incorporados a los centros educativos normalizados, mientras que el resto tienen entre 16 y 18.

Por otro lado, un informe del SEI señala que un total de 290 fueron atendidos a lo largo de 2020, el 99% hombres. Todos ellos, tal y como constata Ben Abdessallam, llegan al lugar de acogida con unas expectativas poco realistas debido a la información que reciben en su país de origen. Una vez en el estado de acogida, prosigue el informe, viven una «fase de activación con altas motivaciones y objetivos a cumplir» que pronto se ven afectados por los distintos obstáculos, limitaciones y dificultades que impiden seguir avanzando en su proyecto migratorio tal y como lo habían idealizado.

Todos ellos se encuentran, asimismo, en «proceso de elaboración de duelo migratorio» que Saiz define como «ese conjunto de pérdidas que tienes al migrar: familia, amigos, cultura, comida, lengua materna...». Una situación por la que pasan todos los menores que llegan a Nafarroa y que, por tanto, requiere de «una importante acogida de la sociedad».