Koldo LANDALUZE
DONOSTIA
Elkarrizketa
IGOR LEGARRETA
GUIONISTA Y DIRECTOR DE CINE

«‘Ilargi guztiak’ es un cuento onírico sobre miedos y soledades»

Nacido en Leioa en 1973, Igor Legarreta ha sido guionista en propuestas como “Autómata” (2014). Debutó en el formato largo con “Cuando dejes de quererme” (2018). “Ilargi guztiak”, filmada íntegramente en euskara, es su segundo film

“Ilargi guztiak” es el filme elegido para prologar la 27ª edición del Festival de Cine Fantástico FANT que se celebra en Bilbo desde hoy hasta el 16 de mayo e iniciará su ruta comercial a partir del 14 de mayo.

Dirigida por el leioarra Igor Legarreta (“Cuando dejes de quererme”, 2018), ha escrito junto al guionista Jon Sagalá (“La sala”, 2019; “Bosque de sombras”, 2006) el guion de este cuento fantástico protagonizado por Haizea Carneros, de 13 años, en su debut ante una cámara.

La trama se desarrolla durante los estertores de la última guerra carlista. En esta escenografía bélica, una niña es rescatada de entre las ruinas de un orfanato por una misteriosa mujer que habita en lo profundo del bosque.

Así arranca una propuesta cuya plasmación final ha resultado para su autor «muy positiva. En líneas generales estoy muy contento. En estos tiempos en los que impera lo imprevisible y en los que no tenemos certeza de nada, la película ha sido hija de estos días que estamos viviendo. No teníamos claros cuáles iban a ser los plazos relativos a su finalización y estreno. El rodaje nos pilló en plena pandemia y tuvimos que cambiar los planes que establecidos. Ahora, con la fecha fijada, me produce mucha ilusión. A todo ello se suma el aliciente que supone que la película haya sido elegida para arrancar el FANT de Bilbo».

¿Cómo ha resultado este su primer acercamiento a lo fantástico?

En algunos cortos que rodé hace tiempo sí que hice algunas cosas relacionadas con este género, y en otros guiones que he escrito para largometrajes también lo abordé. Mi primera película fue un thriller muy realista y en esta sí que entro bastante de lleno en un tipo de cine en el que me encuentro cómodo. No obstante, “Ilargi Guztiak” no la considero cien por cien una película fantástica, tal vez su tratamiento sea mucho más naturalista, pero es evidente que incluye engranajes muy reconocibles y evidentes en los que “lo extraño” adquiere una relevancia muy especial.

¿Qué recuerdos alberga sobre el inicio de esta aventura?

Están relacionados con el lógico entusiasmo y nerviosismo. Teníamos hasta siete versiones escritas del guion. Procuro llevar todo muy bien atado al rodaje, pero ello no evita que siempre deje una puerta abierta a posibles cambios o variaciones del argumento. El rodaje ya tenía de por sí algunos factores a tener en cuenta: filmar con una niña en su primera experiencia ante una cámara, el gran número de secuencias que se desarrollaban en exteriores y que provocaba que estuviéramos supeditados a los cambios climatológicos. Otro elemento a tener en cuenta es que los diálogos no son excesivos y que imperaba lo visual. Todos estos factores nos aportaron opciones para incluir algunas improvisaciones.

«Ilargi guztiak» gravita en un espacio de reminiscencias oníricas.

Tiene la apariencia de un cuento fantástico que invita a sumergirse en un mundo que parte de lo real pero que cohabita en esa frontera lindante a lo irreal. La propia estructura de la historia, que arranca con una voz en off de la protagonista, le otorga esa atmósfera de cuento de reminiscencias oníricas y en el que la niña se embarca en una especie de viaje irreal.

¿El peso dramático que recayó sobre Haizea Carneros fue un reto?

Sí; lo fue. El primer gran reto de la película radicó en encontrar a la niña adecuada, porque ella debía asumir todo el protagonismo. Estamos muy contentos con Haizea Carneros, porque ha realizado un trabajo realmente brutal. La película es ella, porque el espectador convive junto su personaje en su viaje muy intenso emocionalmente. Hubo un trabajo de preparación previo bastante importante destinado a indicarle las claves de cómo es un rodaje, pero en líneas generales nunca evitamos que lo que ella estaba experimentando por primera vez en un rodaje fuese como un juego, que es lo que en realidad es el cine; juego y truco.

Un elemento muy interesante dentro de «Ilargi guztiak» es el concepto de familia que rodea a la niña y que se plantea entre lo irreal y lo real, personificados en los personajes de Itziar Ituño y Josean Bengoetxea.

Es un juego un poco particular entre la “madre” –una mujer asociada a la noche, a la luna– y el “padre” –más acorde con la luminosidad del día, el sol–. Entre estos dos mundos opuestos, en una especie de limbo constante, se encuentra la niña, cuya ruta nace cuando el personaje de Itziar Ituño le permite eludir la muerte y le otorga la inmortalidad. En el fondo, lo que he querido transmitir a través de los personajes de Ituño y Bengoetxea es la soledad que habitan y a la niña le corresponde paliar las diferentes necesidades que padecen sus dos mentores accidentales.

Sobre el personaje de Itziar Ituño, se deja entrever que pueda ser una vampira. En su película se intuyen referencias a filmes que han aportado nuevas ideas en torno a la temática vampírica, como fue el caso de «Déjame entrar».

Así es, y nunca lo he ocultado. “Déjame entrar” es un referente claro de “Ilargi guztiak” e incluso “Entrevista con el vampiro”, si hablamos del universo vampírico asociado a la infancia. Comenzamos la idea del filme basándonos en el mito del vampirismo y luego la película fue, poco a poco, encontrando su propio camino.

Nos interesaba mucho esa condición de inmortal que va asociada a los vampiros y también los dilemas que ello conlleva. Elucubrar sobre el tipo de vida al que se ven abocados y el precio que conlleva dicha inmortalidad. Por otro lado, también nos interesaba profundizar en la muerte como un elemento intrínseco de la propia vida. Creo que “Ilargi Guztiak y “Déjame entrar” están ligadas en su tono naturalista pero “Déjame entrar” es más bien una mirada nostálgica a la infancia y cómo el mundo de los adultos es corrupto. En “Ilargi guztiak” prevalece la idea del disfrute de la vida y la condena que supone el estado inerte que otorga la inmortalidad.

Con estos referentes asoma la inevitable sombra de la religión.

Sí. En este caso le corresponde a Zorion Egileor personificar esta cuestión. Estamos a finales del siglo XIX y comienzos del XX. Egileor encarna al párroco del pueblo, la autoridad moral. Es quien dicta la moral del pequeño entorno rural amparado en la palabra de dios. Castiga, juzga... maneja la autoridad absoluta. La irrupción de la niña en el pueblo provoca que el cura fiscalice e intente aclarar el misterio que rodea a la recién llegada. Me gusta ese pequeño juego de espejos que se produce entre esa comunidad de vampiros que debe ocultarse en los bosques tras subvertir las normas vitales establecidas, mediante su inmortalidad, y lo que representa el cura que pregona que el verdadero camino es el dolor que se encuentra en la cruz, que los seres queridos fallecidos nos aguardan en el más allá. Que habrá una vida eterna y que ese es el verdadero sentido de la existencia.

«Ilargi guztiak» se suma a esa corriente de cine vasco que sigue la senda de lo fantástico gracias a producciones como es el caso de, entre otras, «El hoyo» o «Errementari». ¿Cómo ve esta nueva corriente creativa?

Me gusta. Lo veo muy saludable. En el campo del cortometraje sí que te encuentras sorpresas muy agradables a la hora de romper barreras y conceptos preestablecidos. Creo que en el cine vasco, en su formato de largometraje, hacía falta dar un paso más. “Errementari” es un ejemplo muy claro dentro de los territorios de lo fantástico. Es una película de género pura, filmada sin ningún tipo de complejo y con el añadido de que es en euskara, lo que determinó romper una última barrera. “El hoyo” también es una obra sin complejos y que, además, tuvo un exitazo. Proyectos como estos han permitido abrir nuevas vías. No obstante, y yo me remontaría hasta los tiempos de “Aupa Etxebeste!”, el cine vasco y rodado en euskara rompió su “zona de confort” o, al menos, abandonó lugares comunes y muy transitados para buscar un nuevo camino que ya es toda una realidad con películas como “Loreak” y el resto de producciones que abogan por tratar temas sin ningún tipo de miedo. Rodar en euskara ha dejado de ser anecdótico.

¿Y en su caso, qué ha supuesto rodar en euskara?

Soy euskaldun berri, “Ilargi guztiak” fue originalmente escrita en castellano pero cuando desde producción me ofrecieron la posibilidad de rodarla en euskara dije “sí” inmediatamente. Primero, porque la historia y su contexto así lo pedía, resultaba mucho más inmersiva esta opción y, a título personal, me pareció un reto muy bonito.