GARA Euskal Herriko egunkaria
ELECCIÓN DE MATERIAL DE CARA A LA FINAL DEL CUATRO Y MEDIO

La agresividad quedó aparcada hasta el domingo a la hora de jugarse la txapela

En las antípodas de las estos días tan recordadas elecciones de material entre Aimar Olaizola y Juan Martínez de Irujo, que ponían, si es que hiciera falta, el picante a cada una de esas finales que tantas veces los enfrentaron, Jokin Altuna y Unai Laso dejaron toda su agresividad para el juego, para esa hora en la que se jugarán la txapela de la jaula.


«Yo tengo claro que tengo que atacar, que tengo que jugar agresivo y, si juego agresivo, soy consciente de que contra todos tengo opciones de victoria, pero si no lo hago cualquiera me puede ganar o sea que, yo a centrarme en lo mío». Esa fue la declaración de intenciones de Jokin Altuna de cara al domingo, mientras que Unai Laso reconoció que ambos son pelotaris agresivos en la cancha si bien, el de Bizkarreta-Gerendain entiende que «mi juego se basa más en darle velocidad y el suyo en buscar bien los ángulos para que te desplaces y luego terminar el tanto. Creo que el juego lo tenemos parecido, pero hay diferencias». Está claro pues, que dominar el tanto, que hacerse con el centro de la cancha y hacer correr al contrario será una de las grandes batallas de ambos aspirantes a la txapela, pero tanto uno como otro quisieron guardar esa belicosidad que entienden importante para llegar a 22 a esa hora previa en la que se batirán el cobre sobre la cancha de un Bizkaia que, por mucho que haya visto pulir su suelo recientemente, no encuentran diferente.

Siguiendo la estela de las últimas finales –parece que el método de apartar el primer lote con antelación, sin conocer el nombre de los pelotaris está haciendo efecto, para bien y para mal– la elección de material no dio ni el más mínimo argumento para que ninguno de los dos levantara la voz.

La elección para la final de este domingo resultó rápida, en menos de un cuarto de hora las cuatro pelotas con las que se disputarán la txapela estaban apartadas y las valoraciones posteriores refrendaron que ambos están a gusto con lo que se encontraron en el cestaño. «No creo que nadie gane por el material» sentenció Jokin Altuna, para pasar a explicar que, si le costó algo decantarse por su lote fue porque había una tercera pelota que también le gustaba, un cuero que finalmente resultó apartado por su rival, con lo que el amezketarra quedó plenamente satisfecho.

«Yo siempre digo que el material está bien, pocas veces me vais a oír quejarme. En cuanto a las mías, una pelota es más marroncita, que anda por debajo y la otra algo más blanca. Pero me he decantado por las que me entran en la mano», explicó Unai Laso. En cuanto al pesaje, Jokin Altuna se decantó por una pelota de 105.4 gramos, la más pesada del lote con el que se disputarán la txapela, y otra de 104.3, mientras que las apartadas por Unai Laso dieron 104.6 y 104.1 en la báscula.

Experiencia ante ilusión

A pesar de que por edad son pelotaris prácticamente coetáneos, su bagaje en este tipo de finales es muy diferente, ya que mientras la del domingo es la novena final para el de Amezketa, Unai Laso afronta su primer partido por la txapela, si bien ha entrado al menos en semifinales en los cuatro últimos campeonatos en los que ha podido participar.

Esa mayor experiencia, y la fiabilidad que ha mostrado en todos los partidos grandes disputados, hacen favorito a un Jokin Altuna que no le da demasiado valor a ese hecho. «En mi primera final estaba nervioso, pero con 20 años, creo que hice un partidazo –cayó 22-21 ante Oinatz Bengoetxea en el Ogeta en la última txapela de Asegarce/Baiko en 2016– y nunca sabes cómo vas a responder. Claro que va a ser especial para él pero para mí también, uno nunca se acostumbra a jugar finales. Al final siempre tienes sensaciones muy bonitas y tensión y no sé si eso va a ser la clave. Ojalá lo fuera, porque así ganaría yo. Si gano, no creo que sea por eso».

De momento, un Unai Laso ya nervioso de por sí, dice estar llevando estas dos últimas semanas con la mayor normalidad posible. «La verdad es que la semana ha sido tranquila, he hecho los entrenamientos como siempre. Me tomo este partido como uno más, si empiezas a pensar que es una gran final y en lo que conlleva, te pones más nervioso. Estoy bien y a ver si disfrutamos de ese día».

Y es que, esta final llega justo un año después de que, junto a Mariezkurrena y Eskiroz, se inscribieran con el club de Uharte para jugar en aficionados. «Ya he jugado todo el verano y todo lo que has pasado antes ya lo tengo prácticamente olvidado. Sí que, de vez en cuando, pienso en ello para tener más ganas y coger todos los partidos como si fueran un premio y creo que eso me da motivación».

Quedan unas 500 entradas a la venta de todos los precios

Después de que las cinco últimas finales, dos del Parejas, otras tantas del Manomanista y una del Cuatro y Medio, se disputaran a puerta cerrada, la vuelta de los aficionados a las canchas será una de las principales y agradables novedades de la final de este domingo. Siendo la final del acotado de 2019, disputada en el Navarra Arena entre Ezkurdia y Altuna la última disputada con público, y la expectación que los propios Altuna y Laso crearon en verano, era de esperar que los pelotazales estuvieran ansiosos por acudir a la final pero, al menos por el momento, el Bizkaia parece lejos de llenarse este domingo. De hecho, a última hora de ayer quedaban poco más de 500 entradas, sobre un total de 3.000, a la venta en la plataforma online creada a tal efecto. Además, quedan entradas de todos los precios, incluyendo las más baratas de 35 euros, si bien la mayor parte corresponden a las butacas de cancha, a 100 euros, de las que todavía quedaban unas 270. Tampoco la elección de material de ayer creó excesiva expectación en el público general, ya que a pesar de que se abrieran las puertas del Bizkaia, apenas una decena de aficionados se acercaron a presenciar un acto protocolario pero que en otras ocasiones sí que había logrado acercar a más curiosos a Miribilla.J.O.