LIVERPOOL 0

R. MADRID 1

El Real Madrid infalible de las finales volvió a aparecer en París para hacerse con su 14ª Champions. En esta ocasión, el club merengue se apoyó en la extraordinaria actuación de Courtois –ahora mismo el mejor portero del panorama mundial– y en su habitual efectividad, aprovechando una de las escasas oportunidades de que dispuso.

Y eso que la primera parte fue prácticamente «red», pero paradójicamente quien más cerca estuvo del gol resultó ser el cuadro blanco, en la única ocasión clara que generó en ese periodo. Previamente, su portero, Thibaut Courtois, le negó el 1-0 al cuadro inglés, especialmente a un Salah que lo intentó con su zurda y de cabeza. Como en anteriores eliminatorias, el cancerbero internacional belga salvó a los suyos con un par de meritorias intervenciones y aliándose con el poste en la segunda, en el 21 y en esa ocasión como consecuencia de un remate de Mané.

Tras un inicio de tanteo, el Liverpool tomó posesión del centro del campo y llevó la práctica totalidad de la iniciativa, mientras los de Carlo Ancelotti intentaban sobrepasar la presión adelantada británica con envíos largos a Vinicius y Benzema, unos balones aéreos que eran rápidamente capturados, bien por Konaté, bien por Van Dijk.

Los de Jürgen Kloop apenas permitían a su rival que el esférico le durase segundos, intentando sobrepasar la tupida defensa merengue –siempre se mantuvo el Real Madrid en su campo con al menos siete futbolistas– con los movimientos de Mané y las entradas de los laterales Arnold y Robertson. Sin embargo, conforme se avanzaba hacia el descanso, el cuadro merengue comenzó a triangular y a salir con más criterio, si bien el mayor peligro lo generó Benzema con un desmarque que, después de varios rebotes, finalizó en remate a las redes, pero el VAR –costó que tomase la decisión– decretó fuera de juego.

Gol blanco al cuarto de hora

Bastante más equilibrada se inició la segunda mitad y con una mayor intensidad por parte de ambas escuadras. Los primeros acercamientos fueron «red», pero el que golpeó primero fue el Real Madrid en una muy buena circulación de la pelota que acabó en el flanco derecho, donde Valverde se marchó con potencia y su tiro se convirtió en una asistencia para que Vinicius empujase a las redes en el 59.

El Liverpool se resintió por el contratiempo durante unos minutos, pero se recompuso para poner coto a la meta de Courtois que, de nuevo en el 69 le volvió a negar el gol a Salah, cerrando rápido en el primer palo y todavía estuvo más entonado el cancerbero en el 83 en el duelo de la noche entre ambos futbolistas.

La fabulosa actuación del de Bree fue apagando las esperanzas de un Liverpool que, en su arreón ofensivo, dejó bastantes espacios atrás, lo que propició más de un contragolpe blanco que pudo finiquitar el choque, pero no los aprovechó. La suerte estaba echada y, una vez más, caía del lado merengue que, con un valladar en la portería y la extrema eficacia que acostumbra, se hizo con su 14º trofeo.