Jon ORMAZABAL
BALONCESTO

El Baskonia se traiciona y saca la bandera blanca

Los azulgranas vuelven a cometer los mismos errores y apenas oponen resistencia a un Real Madrid sin bases específicos.

REAL MADRID 83

BASKONIA 71


El Baskonia volvió a cometer ayer en Madrid el peor error que puede cometer y el que más difícilmente le perdonará su parroquia, el de dejarse llevar, o al menos trasladar esa imagen, con el agravante de hacerlo ante un rival históricamente tan motivador como el Real Madrid. Reconocer la diferencia entre ambas plantillas –incluso con las ausencias blancas– es una cosa, renunciar a competir en cuanto tus primeros triples no entran y no tengas otro plan, amparándote en el cansancio o la superioridad física rival es otra muy diferente y las sensaciones fueron incluso peores que el 83-71 final. El Baskonia es, hoy por hoy, un equipo cansado, más quizá mental que físicamente, y el partido del martes en Zurbano puede terminar siendo aún más largo que esta anodina temporada.

Y es que el de ayer es un partido de esos en los que el cómo fue mucho peor que el qué. Porque en un año especialmente duro, el Baskonia ha renunciado a su esencia, a esa de que la «ambición y la ilusión es el mínimo exigible», tanto desde unos jugadores agotados, como desde un banquillo sin alternativas cuando los triples no entran y que incluso está devaluando el valor de la plantilla prescindiendo de activos como Sedekerskis, que es posiblemente el que más ADN Baskonia que tanto se echa en falta posee.

Porque ni la tan manida frase del «querer y no poder» puede ser esgrimida, pues el equipo volvió a mostrar las mismas flaquezas de días anteriores. La zona, con un Tavares campando a sus anchas, volvió a ser un agujero negro y el coger y tirar tan de este Spahija se confirmó baldío a poco que los primeros tiros dejaron de entrar. Un tirador como Giedraitis, con 0/5 en tiros de dos y 0/4 en triples, resume como nadie la absoluta falta de autoconfianza de un equipo que parece darse por satisfecho con haber cumplido entrando en semifinales. En el otro lado de la moneda, Marinkovic fue de lo poco salvable. 

Spahija: «Siempre tenemos los mismos problemas»

Casi tan desesperante, o más, que ver deambular al Baskonia sobre la cancha del Palacio de los Deportes, fue escuchar a Neven Spahija escudarse en la superioridad física madridista y el nulo acierto exterior de los suyos a la hora de explicar una nueva derrota, como si no pudiera, o no supiera, hacer nada más. «Siempre tenemos los mismos problemas, el físico y los rebotes ofensivos, ellos nos castigan mucho. Nuestro problema es que cuando no metemos canastas de fuera no tenemos juego interior», dijo el técnico croata.

«Podemos jugar mejor al baloncesto, parte de esos tiros que fallamos es porque los hacemos rápido, tenemos que poner más pases y castigar a la defensa del Real Madrid», añadió el entrenador baskonista.

Como no podía ser de otra forma, pero sin mostrar excesiva fe en ello, Neven Spahija tiró de manual para mostrar su vocación de alargar la serie lo máximo posible. «Esto es playoff. Es 2-0, volvemos a casa y a pelear a tope para intentar igualar. Mentalmente necesitamos ser fuertes», finalizó Neven Spahija.

El gasteiztarra Pablo Laso, por su parte, destacó el papel de sus jugadores en defensa, que «ha sido magnífico», ante el Baskonia y el «gran esfuerzo» que hicieron todos a pesar de las bajas en el puesto de base. J.O.