GARA Euskal Herriko egunkaria
CRÍTICA: «AS BESTAS»

Cans de palla


Una de las muchas cualidades que comparte el dúo creativo formado por el director Rodrigo Sorogoyen y la guionista Isabel Peña es el muy meticuloso estudio de personajes que refuerzan sus engranajes argumentales. Da igual el género que toquen, porque en todos queda evidente que las motivaciones de sus personajes vienen detalladas en su ADN. “As bestas” no es una excepción a esta norma.

Es más, como película supone la madurez creativa de Sorogoyen y Peña debido al muy selecto perfil de unos personajes extremos que, en esta ocasión, adquieren reminiscencias fordianas porque parecen surgidos de las mismísimas entrañas de la tierra en la que se desarrolla un filme intenso, asfixiante y basado en una crónica negra relacionada con esos paisajes físicos y humanos que parecen abocados a la tragedia. Si las referencias a John Ford asoman en lo relativo al perfil de sus personajes, en lo concerniente a sus motivaciones y a esos extraños giros que la vida nos obliga a hacer, topamos con otro director tan fiero como el maestro Sam Peckinpah y en clara alusión a su polémica y extrema “Perros de paja”.

Citados Ford y Peckinpah resulta obligado mencionar que buena parte del filme transita por los territorios del western, en este territorio descubrimos a los hermanos Anta, hijos por derecho propio de la tierra gallega y desde tiempos inmemoriales. En este entorno rural también descubrimos a una pareja que dejó atrás su país para ser coherentes con un modelo de vida simbolizado en su huerta biológica y en su empeño por recuperar antiguas casas abandonadas de la zona. De esta manera, dos modelos vitales chocan frontalmente en un argumento que aumenta su intensidad.