GARA
BILBO

Detectan la pobreza energética según el género con datos públicos

Un estudio codirigido por el profesor e investigador de la UPV-EHU Jon Terés Zubiaga ha logrado desarrollar una metodología que usa datos públicos y que facilita la incorporación de la perspectiva de género en las políticas destinadas a reducir la pobreza energética.

Un trabajo codirigido por Jon Terés Zubiaga, profesor e investigador de la Escuela de Ingeniería de Bilbo de la UPV-EHU, ha desarrollado una metodología que utiliza información de carácter público para analizar la vulnerabilidad energética. Así, permite detectar las zonas geográficas que podrían ser susceptibles de sufrir pobreza energética y aporta información sobre la incidencia que tiene el género en la vulnerabilidad energética de cada área.

Según informó ayer la Universidad Pública de la CAV en un comunicado de prensa, diversos estudios han demostrado que las mujeres son más susceptibles que los hombres de tener dificultades de acceso a la energía y, partiendo de esa premisa, para que las políticas destinadas a reducir la vulnerabilidad energética tengan en cuenta la perspectiva de género, «se necesitan herramientas que permitan evaluar la incidencia del género en los diferentes factores que afectan al acceso a la energía»: edad, situación laboral, número de progenitores de la familia...

Con el propósito de contribuir a esa tarea, el Departamento de Ingeniería Energética de esta Universidad ha explorado «el potencial de los datos demográficos y socioeconómicos de acceso público para identificar la distribución espacial de la pobreza energética en un determinado territorio», tal y como explica Jon Terés Zubiaga.

Se trata de datos disponibles en las bases de datos de acceso público, como estadísticas municipales, catastros o datos obtenidos mediante encuestas realizadas por los organismos autonómicos y estatales de estadística.

UNA HERRAMIENTA

Junto con el Instituto de Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja y la Universidad de Mons (Bélgica), en este estudio se ha conseguido desarrollar una metodología que aprovecha los datos geográficos públicos que se recogen de manera desagregada, es decir, que presentan información separada para mujeres y hombres.

Esto les ha permitido crear un método capaz de localizar las zonas más vulnerables energéticamente indicando de qué manera influye específicamente a las mujeres y a los hombres. Así, las administraciones responsables de adoptar las medidas para reducir la pobreza energética «podrían emplearla para tener una radiografía más específica del lugar y diseñar políticas y ayudas más efectivas».