GARA Euskal Herriko egunkaria
TRES COLORES: AZUL

Libertad que nace del dolor


Un sinfín de pequeñas historias sustenta y ornamenta la arquitectura de la trilogía de los tres colores. “Azul”, “Blanco” y “Rojo”, los colores de la bandera francesa. La historia de cada una de ellas está ligeramente basada en uno de los ideales, ya conocidos popularmente, de la cultura francesa: Liberté, Égalité y Fraternité (Libertad, Igualdad y Fraternidad). Regresan a la gran pantalla remasterizadas en 4K coincidiendo con el 30 aniversario de su estreno. “Azul” es la primera de ellas.

Kieslowski dibuja un concepto de libertad que nace del dolor, la pérdida y el duelo. Durante toda la película el espectador asiste al intento de liberación de un horrible suceso y recuerdo por parte del personaje interpretado por Juliette Binoche, para poder seguir adelante con su vida. Nos involucra en la tragedia, nos mete en la piel de Julie y transmite su mensaje de manera poderosa pero sin obligar al llanto, sin apenas palabras. Para ello, articula un complejo lenguaje de colores, movimientos de cámara, planos cerrados, fundidos a negro y música de Zbigniew Preisner con el objetivo de expresar el complejo mundo interior de la protagonista, que lucha constantemente entre sus recuerdos y la libertad que anhela. A nivel general, tiene un ritmo lento tanto en el montaje como en los movimientos de cámara, esto acentúa el estado de melancolía de la protagonista. El color azul, está presente durante todo el metraje; Slawomir Idziak opta por una fotografía completamente irreal, que impregna toda la película de tonalidades y luces que desprenden el color azul y bañan así a los personajes de la película. Cuando este color inunda la pantalla, Julie está sola y es cuando es más libre.

“Azul” es una sinfonía dolorosa de imágenes y sonidos. Una historia de reconciliación, de superación y de reivindicación. Una joya.