2015 OTS. 13 Análisis | Futuro del equipo Quo vadis, Athletic? La decepcionante imagen del equipo ante el Espanyol en la ida de la Copa deja secuelas, no por un partido, sino por una trayectoria esta temporada y unas sensaciones que transmiten la necesidad de que la plantilla necesita este verano de una remodelación y aire fresco. Joseba VIVANCO Pase lo que pase de aquí hasta final de temporada, creo que en verano el Athletic deberá afrontar una profunda remodelación de su plantilla». La reflexión es de Beñat Zarrabeitia, asiduo colaborador de esta página, en su cuenta de Twitter, nada más terminar el partido copero de ida ante el Espanyol. Dura pero no exenta de argumentos. Ante los `pericos' quedó en evidencia que esta plantilla no está ya para muchas alegrías y tras tres últimos años de una altísima exigencia deportiva, tanto física como mental, con resultados nada despreciables, el vestuario actual en su conjunto no parece con fuerzas ni capacitado para liderar por sí solo y durante mucho tiempo más un proyecto ilusionante. El Athletic necesita abrir ventanas, refrescarse, encontrar savia nueva, cruzar su particular Rubicón y volver a reencontrarse. Ernesto Valverde maneja una plantilla tan extensa como desaprovechada. Overbooking de suplentes y laterales sin recambios. Jugadores con apenas minutos, otros que entran y salen sin motivo aparente de puertas afuera, futbolistas a los que se carga de minutos hasta que sus cuerpos digan basta cualquier día, otros que cuando participan apenas aportan nada, y jóvenes cachorros demasiado verdes y tiernos para sacar las castañas del fuego a nadie. A día de hoy, no hay aficionado rojiblanco que no dedique plegarias a la Virgen de Begoña para que un tío de 34 años no se lesione. Porque casi él solito sustenta a este Athletic que ha hecho de la irregularidad su modus vivendi. La imagen ante el Espanyol no fue la de un equipo superado por el rival, o por la responsabilidad, sino la de un plantel sin recursos, sin imaginación, sin esa convicción que tuvo ante el Barcelona y que apenas ha sacado a relucir este curso a chispazos. Un equipo cansado, bloqueado, sin ideas, sin capacidad de revertir la situación. Exhausto. Y eso más allá de que un par de lesiones y una baja condicionara todo un proyecto y su técnico tuviera que echar mano como revulsivos de un jugador que llevaba tres partidos sin ser convocado, otro que sumaba 36 minutos en Liga y un tercero cuya aportación está siendo nula. Este Athletic necesita aire. Necesita renovarse. Han sido temporadas de máxima exigencia, por el camino se fueron cayendo pedazos de un equipo ilusionante del que algunas de sus figuras se bajaron del barco sin rubor. Ha tratado de parchear esas ausencias, pero los brotes verdes han terminado por ser tantos o más que los hilillos de plastilina. Este equipo actual tiene los mimbres que tiene y a esos Valverde les sacó chispas la campaña pasada. Como lo hizo Marcelo Bielsa en su primer año. Pero esa severidad competitiva hace mella en los jugadores, faltos de costumbre para lidiar en tantos frentes, con altas expectativas y mayores exigencias, y hacerlo sin recambios de garantías cuando este o aquel bajan sus prestaciones. Pase lo que pase de aquí a final de temporada, como sugería Beñat Zarrabeitia, parece evidente que el club deberá abrir las ventanas del vestuario. Tendrá que haber lógicas salidas, unas cuantas a decir verdad, y llegadas. Hablar de bajas sería de mal gusto, pero los nombres están en boca de todos, los fijos en esa quiniela y otros que no están dando el nivel. Respecto a las altas, parece que la vuelta de Eneko Bóveda está hecha, la apuesta por Ruiz de Galarreta debería ser un hecho, sin olvidar a un Ramalho en un Girona colíder, lo mismo que apostar por aquellos cachorros con posibilidades reales, gente con ganas renovadas por empezar de cero, por comerse el mundo, las mismas que trajo consigo Rico o está demostrando Etxeita. El Athletic también necesitará de algún fichaje contrastado, alguien que sume en calidad, que aporte y que, por qué no, ilusione. Que haga que la plantilla la próxima temporada se mire y recupere la confianza en sí misma. Quizá ese fichaje sea la empresa más complicada, pero urge. Estos últimos años han mostrado al Athletic en toda su crudeza los tiempos que están por venir. Jugadores bandera que deciden cambiar de colores por mor de títulos o dinero, y futbolistas otrora susceptibles de venir al club bilbaino que no quieren por las mismas razones. Y con esas premisas va a tener que lidiar el club en los próximos años, obligado a cuidar y fidelizar mucho más su cantera, y no renunciar para nada a la de los vecinos. En ello le va la supervivencia de su filosofía y la suya misma. Tratar de surcar esta próxima travesía de la mejor manera posible, dando tiempo a que los nuevos proyectos de futbolistas se consoliden mientras los más veteranos van dejando su sitio y el resto asume de una vez los galones inherentes a sus años en el club. Como diría Víctor Hugo, «el futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad». Es al Athletic al que le toca elegir.