La situación del Athletic en la Liga, si bien sigue emitiendo señales de alarma -la de la incapacidad para marcar goles es la más significativa-, la ven esta semana los aficionados con un optimismo ligeramente mayor al estar los puestos de descenso un poco más lejos. El nudo corredizo de las corbatas o las sogas -según la pasión con que se lleve el asunto- se ha aflojado un par de centímetros y pueden respirar con más facilidad.

La victoria ante el Rayo, merecida y peleada aunque no brillante, ha dado vida al equipo en la Liga, precisamente la competición que da de comer al club. La decisión de Valverde de reservar a Aduriz y Balenziaga para este partido, en detrimento de la Europa League, se confirmó como un acierto porque el delantero volvió a marcar, que es para lo que está, y el lateral volvió a mostrar la solvencia que puede ofrecer por ese carril.

Esta decisión también afectó a Aurtenetxe, que sigue dando pasos hacia atrás en su rendimiento, y a Susaeta, a quien el descanso tampoco le ha ayudado a resolver los problemas que tiene para desbordar a los rivales y, no digamos, para acertar con la portería contraria. Si bien en este debe hay que seguir sumando a otros como Muniain, Unai López o Ibai Gómez, que no solo no marcan sino que parecen haber contagiado a otros de gatillo más fácil como Rico o Beñat. Pero, en esta tarea, deben ser delanteros y, en menor medida, los centrocampistas quienes lleven el peso de la responsabilidad. Que marquen Laporte, Etxeita y, sobre todo, San José debería ser casi anecdótico o, al menos, tener menor peso.

En cualquier caso, como reconoció Valverde, se trataba de ganar un partido que tenía marcado en rojo en el calendario. Ahora viene otro compromiso de especial atención, la visita al Eibar, otro equipo de la misma Liga que juegan los rojiblancos.

Sin derrotas ante italianos

Por otra parte, para terminar de recuperar el ánimo -ahora ya pensando de nuevo en la Europa League- y aunque las estadísticas las carga el diablo y valen para lo que valen, el Athletic no conoce la derrota en las ocho visitas anteriores de equipos italianos a San Mamés, que se han saldado con siete victorias y un empate.

La única ocasión en la que los rojiblancos no ganaron a un conjunto transalpino en competición europea como local fue el empate sin goles frente a la Juventus en la fase de grupos de la Liga de Campeones de la temporada 1998-1999. El equipo turinés visitó en otras dos ocasiones La Catedral y en ambas cayó derrotado, aunque el desenlace de la eliminatoria acabó siendo desfavorable para el Athletic.

El primero de esos triunfos y el más doloroso de la historia del Athletic, fue el 2-1 de la vuelta de la final de la Copa de la UEFA de 1977, ya que tras el 1-0 encajado en el Comunale el valor doble de los goles fuera de casa le dejó sin el que hubiera sido su primer título europeo.

El último conjunto italiano que ha visitado Bilbo, y el único que ha jugado por ahora en el nuevo estadio, ha sido el Nápoles en la vuelta de la previa de la Liga de Campeones el pasado 27 de agosto. Los locales vencieron entonces por 3-1 tras remontar con dos goles de Aritz Aduriz y otro de Ibai Gómez el tanto marcado por Marek Hamsik, y lograron el pase a la fase de grupos de la Champions por segunda vez en su historia.