La sentencia, dictada de conformidad y que aplica la atenuante de embriaguez, declara probado que en diciembre de 2015 el acusado acudió a la oficina de la Policía foral de la plaza del Castillo a presentar una denuncia «a pesar de saber que los hechos no se correspondían con la realidad».

Así, relató que dos días antes, de madrugada, en el interior de una discoteca de Iruñea, uno de los porteros del establecimiento «sin mediar motivo» le redujo y le metió en una habitación, donde le propinó varios puñetazos en la cabeza y cuerpo, lo que provocó su desmayo.

Añadió que después otro portero le sacó por la puerta trasera de la discoteca y le dejó caer al suelo «como un saco» mientras sangraba abundantemente por la nariz.

El ahora condenado acompañó la denuncia con un informe médico del Centro de Salud de Orkoien, que constataba diversas lesiones en la cabeza.

La denuncia originço un juicio sobre delitos leves, en el que se absolvió al acusado y se acordó investigar un presunto delito de denuncia falsa del supuestamente agredido.

Las pruebas practicadas acreditaron que al salir de la discoteca, el ahora condenado no presentaba lesiones, aunque en el exterior del local participó en un altercado con otros jóvenes, en el que fue agredido, lo que le causó las lesiones acreditadas.