Colectivos de pensionistas se han manifestado este martes en Bilbo y en Donostia con motivo del Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez para denunciar el maltrato institucional a las personas mayores y la falta de personal en las residencias.

El Movimiento de Pensionistas de Hego Euskal Herria, junto con Babestu, la Asociación de familiares y usuarios de las residencias de Bizkaia, se han concentrado delante de la delegación del Gobierno de Lakua en la Gran Vía de Bilbo y han protagonizado una cadena humana hasta la Diputación Foral de Bizkaia. En Donostia, la protesta se ha celebrado en la plaza de Gipuzkoa a convocatoria de Gipuzkoa Senideak y Zaintza Irauli, y en Gasteiz será el próximo viernes.

Paralelamente, los Colectivos de Pensionistas de Santurtzi, Barakaldo y Bilbo han organizado una marcha reivindicativa desde Santurtzi hasta la plaza del Teatro Arriaga.

Falta de personal en residencias

La portavoz de Babestu, Iraide Urriz, ha denunciado la falta de personal en las residencias, donde «todavía no se ha alcanzado la normalidad y los usuarios están secuestrados y apartados de sus familias porque no hay suficiente plantilla para ofrecer un servicio de calidad».

También ha criticado la privatización de las residencias y el «engaño de las administraciones públicas» a la hora de ofrecer soluciones a familias y usuarios.

«No es real lo que nos venden, queremos una atención de calidad y gratuita», ha indicado Urriz, y ha señalado que una primera solución es aumentar la contratación de personal para atender y cuidar a las personas mayores.

Babestu y el Movimiento de Pensionistas de Hego Euskal Herria han defendido «un nuevo modelo de cuidados en residencias, en domicilios y en la sociedad en general», porque «el modelo actual ha hecho crack y produce situaciones de maltrato institucional».

Recortes en servicios sociales

Xabier Isasa, portavoz del Movimiento de Pensionistas, ha destacado las «agresiones indirectas» que afectan a pensionistas y usuarios de residencias y los «recortes en servicios sociales».

Una de las agresiones que ha remarcado es «el cierre de sucursales bancarias en pueblos pequeños o barrios, que obliga hacer colas larguísimas y sin atención presencial».

«Únicamente existe el recurso del cajero automático, cuyo uso es cada vez más complejo para las personas mayores», ha añadido.

El Movimiento de Pensionistas de Hego Euskal Herria ha denunciado que la «soledad no deseada a la que están condenadas miles de personas mayores». «Es una agresión y una dejación de los servicios sociales», ha señalado Isasa.

Entidades bancarias

Por su parte, los Colectivos de Pensionistas de Santurtzi, Barakaldo y Bilbo también han criticado la brecha digital en las gestiones con la administración y entidades bancarias y la han calificado de edadismo, una forma de marginación que excluye a las personas en la fase final de la vida.

«A final de mes la gente mayor tiene que sacar dinero y, al no estar acostumbrada a manejar los cajeros automáticos, se ven obligados a hacer cola en las sucursales y en un horario muy reducido», ha explicado Daniel Alonso, portavoz del Colectivo de Pensionistas de Santurtzi.