Estrecha y extraña conexión del Cáucaso con Euskal Herria
Quizás no estemos emparentados pero son buenos amigos.
Entre todas las teorías que se han desarrollado para buscar las posibles relaciones u orígenes del euskara, la caucásica ha sido una de las más fructíferas. Son numerosas las investigaciones y los artículos científicos (y otros seudocientíficos) que buscan establecer conexiones con las lenguas indígenas del Caúcaso y el euskara. En el Caúcaso, todo esto ha creado una estrecha y extraña conexión con Euskal Herria.
Desde tiempos de la Unión Soviética, Bilbo se emparentó con la capita georgiana Tbilisi (1989), Donostia con Batumi (1987) y Gasteiz con Kutaisi (1987, ciudad que tiene además una calle en la capital alavesa). Inter- cambio de estudiantes, publicaciones, e incluso una visita de Juan José Ibarretxe en 2006 para ser investido doctor honoris causa por la universidad de Tbilisi, dan una idea de las relaciones cuajadas con el Caúcaso.
La mayor parte de estos contactos han sido con Georgia, pero la idea de la conexión está muy difundida en todo el Caúcaso, en especial entre las naciones indígenas (la región también alberga otros pueblos de orígenes turcos o incluso indoeuropeos, como los griegos, armenios u osetios). A este periodista le llegaron a preguntar en el centro de Grozni si las tradiciones vascas se parecían a las chehenas. Y entre los circasianos y pueblos afines del noroeste del Caúcaso como los abjasios, los más cercanos a Europa a través del Mar Negro, esta idea también está muy arraigada. El ministro de Asuntos Exteriores de Abjasia, el lingüista Viacheslav Chirikba, nos mostró un manuscrito de un pequeño diccionario euskara-ruso-abjasio creado por él mismo en su juventud. Ya no defiende tan vehemente la conexión vasca (tras varias discusiones en artículos científicos), pero asegura que hay seguir investigando. Y asevera que no es con el georgiano sino con el abjasio o circasiano, lenguas del noroeste del Cáucaso, con los que el euskara tiene más probabilidades de estar emparentado. Desde la diáspora, el investigador Nahit Serbes también visitó Euskaltzaindia de la mano de Henrike Knorr en 2008, poco antes de que este falleciera.
Se trata de una curiosa relación que no se limita al ámbito académico. En cualquier boda o celebración que visite un vasco en el Cáucaso, será tratado como huésped de honor (la hospitalidad es muy importante en la región). Y no faltarán preguntas para poner a prueba si somos parecidos y el mito es real.
Aunque se tiende a generalizar y a considerar las lenguas caucásicas como si fuesen una única familia lingüística, la división más común es en tres familias. La lengua propiamente circasiana tiene alrededor de millón y medio de hablantes, la mitad en Rusia y el resto en la diáspora. Existía aún otra lengua aquí, puente entre el abjasio y el circasiano, el ubykh, hablado en Ubykhia, la actual Sochi, pero su último hablante, Tevfik Esenç, murió en Turquía en 1992.