Txalaparta presenta «Historia vasca de la Humanidad» e «Historia de las mujeres en Euskal Herria II»
Dos «historias» muy peculiares llegan a la calle bajo la edición de Txalaparta y con las firmas de Iñaki Egaña y Charo Roquero. El primero ha elaborado una crónica original que liga a Euskal Herria y la Humanidad –o viceversa– mientras Roquero ahonda en la realidad y la opresión de las mujeres vascas en los siglos XVII y XVIII.
Tanto Charo Roquero Ussía como Iñaki Egaña Sevilla son historiadores. Y sus dos libros han sido presentados al unísono por Txalaparta, en puertas ya de Durangoko Azoka, esta mañana en Donostia. Traen bajo el brazo dos historias con mucha miga, ajenas a la historiografía clásica y oficial.
Roquero analiza en ‘‘Historia de las mujeres en Euskal Herria II’’ «la vida de nuestras antepasadas durante los siglos XVII y XVIII, contradiciendo en muchos casos a la historiografía oficial y ofreciéndonos una panorámica de su día a día, sus oficios y sus costumbres».
Este segundo volumen rescata sus «luchas contra los mecanismos de control» imperantes en el llamado Siglo de las Luces, «una época en que la doble moral empezaba a impregnar también la mentalidad de vascos y vascas». El prólogo lo ha escrito Teresa del Valle, que ve este trabajo como «de gran interés en el marco de la crítica feminista e importante para analizar cómo se generan situaciones de opresión».
En cuanto a ‘‘Historia vasca de la Humanidad’’, Txalaparta explica que Egaña «ha ido poniendo sobre el tablero las piezas y ensamblándolas de nuevo magistralmente para completar una crónica original y novedosa en la que desfilan por un mismo camino grandes hechos históricos y pequeñas pero insólitas noticias de nuestros paisanos y paisanas».
«Es un viaje relatado desde una perspectiva de clase, nacional y universal, con inicio en el Big Bang y final en el Antropoceno, que nos hace preguntas y nos ofrece respuestas sobre lo que somos, lo que fuimos y lo que tal vez seremos», resume la editorial. Hay una frase de Joseba Sarrionandia reproducida por Egaña que añade sentido a la obra: «El mundo debe formar parte de nosotros, si queremos formar parte del mundo».