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Castillo anuncia su victoria y promete estabilidad económica

Pedro Castillo se ha proclamado vencedor de las elecciones en Perú adelantándose al resultado oficial tras constatar que el voto exterior no iba a posibilitar a su rival, Keiko Fujimori, cambiar la tendencia. Castillo ha querido tranquilizar al empresariado prometiendo «estabilidad económica».

El candidato de Perú Libre, se dirige a sus seguidores en Lima. (Gian MASKO/AFP)

El candidato de Perú Libre a la Presidencia de Perú, Pedro Castillo, se ha proclamado este miércoles vencedor de las elecciones presidenciales al señalar que contaba con un recuento oficial de votos, según informes de sus interventores, que certificaban su victoria en la segunda vuelta de los comicios y tras constatar que el voto exterior no le había desbancado del primer lugar.

Así lo ha afirmado en una intervención ante sus simpatizantes en Lima, en la que ha pedido a las autoridades electorales no «mancillar» la voluntad del pueblo peruano y a sus seguidores, «no caer en la provocación».

Castillo ha adelantado su victoria después de tres días de recuento sin que estuviera finalizado al 100%, pero con el triunfo de la izquierda ya prácticamente asegurado, ante los movimientos de la derecha cuestionando el resultado.

Así mientras su rival, Keiko Fujimori, comenzó a agitar el fantasma del fraude electoral, que evocaba golpes como el vivido en Bolivia contra Evo Morales (2019) o contra Manuel Zelaya en Honduras (2009), los medios financieros expresaban su temor en las cotizaciones bursátiles de varias empresas, sobre todo mineras.

Fujimori ha presentado acciones de nulidad en 802 mesas electorales en las que su formación ha hallado supuestas «irregularidades», las cuales representan unos 200.000 votos, que la aspirante espera que sean retirados del recuento final.

En este sentido, el presidente del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), Jorge Salas, ha advertido de que «el sistema electoral peruano está pensando para cosas de muy poca dimensión en relación a los recursos impugnativos. Lo que está pasando ahora es extraordinario».

Contacto con empresarios

Castillo ha querido enviar un mensaje tranquilizador simultáneo al de su victoria, garantizando que su futuro Gobierno será «respetuoso de la democracia y de la Constitución actual», así como un «Gobierno con estabilidad financiera y económica».

A la vez, se ha puesto en contacto con el empresariado peruano, intentando despejar el «miedo al comunismo» que esgrimió Fujimori en campaña. «Hay ciertas zancadillas como la subida del dólar, que para mañana va a subir unos puntos más, el costo del pan, del pollo, de la canasta familiar. Mentira, lo que pasa es que hay cierta incertidumbre, que el pueblo ya no las cree, y por eso debo decirles que acabo de tener conversaciones con el empresariado nacional donde está mostrando su respaldo al pueblo», ha añadido.

Por otro lado, ha indicado que algunos gobiernos de varios países ya se habían puesto en contacto con él, dejando ver que daban por confirmada la victoria, en otro paso para ir cerrando incertidumbres. Uno de los que ya ha felicitado a Castillo ha sido el expresidente de Bolivia Evo Morales.

El triunfo de Castillo supondrá un vuelco político histórico en Perú, con un presidente de izquierdas y procedente del entorno rural empobrecido, rompiendo con décadas de gobiernos ultraliberales.

63.000 votos de diferencia

Según los resultados oficiales de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), Castillo lideraba las votaciones con un 50,19%, mientras Fujimori perdería con un 49,8% al 99,82% escrutado. Esto suponía más de 67.000 votos de ventaja cuando ya se había contabilizado la totalidad del voto del exterior, la última posibilidad de que Fujimori cambiara la tendencia.

Todavía quedaban, eso sí, 436 actas impugnadas y 156 por registrar, además de otras con diversos errores, votos a los que aún se agarraba la formación derechista para mantener su esperanza.

Según la politóloga peruana Jessica Smith, de la Universidad Central de Chile, «las disputas por los resultados de las mesas de votación van a ser cruciales» para decidir la papeleta, aunque ha apreciado que «la desesperación ya ha comenzado a extenderse en el campo de Keiko».

Tanto la misión de observación de la OEA como la ONG Transparencia han desmentido la posibilidad de fraude.

Fujimori, más cerca de la cárcel que de la Presidencia

A la incertidumbre por el resultado se añade la de si será aceptado por la candidatura perdedora.

La derrota sería otra inmensa desilusión para Fujimori. En 2016 ya perdió ante Pedro Pablo Kuczynski por un pequeño margen de 42.597 votos de más de 20 millones de votantes (50,12% contra 49,88%). Impugnó enérgicamente el resultado, clamando también fraude, antes de admitir «un error» mucho más tarde.

Si pierde por tercera vez en la segunda vuelta, después de la derrota más clara de 2011 (51,4% contra 48,4%) cuando se tardó diez días en hacer oficial el resultado, podría volver a prisión.

La Fiscalía pide 30 años de cárcel por un caso de presuntos sobornos por el que ya ha cumplido 16 meses en prisión preventiva.

Su padre, Alberto Fujimori, de cuya herencia política y golpista no reniega, cumple a su vez una condena de 25 años de prisión por corrupción y crímenes de lesa humanidad.

El próximo jefe de Estado de Perú se enfrentará a enormes desafíos en un país que ha registrado tres millones de nuevos pobres en el último año, con 180.000 muertos por coronavirus y la mayor tasa de fallecimientos del mundo.

En la economía, Castillo propugna la nacionalización de sectores estratégicos y erradicar las grandes bolsas de pobreza del medio rural del que procede.  También plantea sustituir la actual Constitución que consagra el modelo neoliberal por otra que proteja los servicios públicos. Igualmente, quiere que parte de los beneficios de las grandes empresas mineras reviertan en las regiones.

Con todo, durante la campaña ha intentado marcar un perfil propio frente a las planteamientos del partido que lo ha postulado, Perú Libre, abiertamente marxista- leninista. Pero incluso las más pequeñas reformas se enfrentaran a un atomizado Congreso donde la izquierda no cuenta con mayoría y a la fuerte resistencia de los poderes económicos.

Concentraciones de Perú Libre y Fuerza Perú y tanteo al Ejército

Entre rumores, incertidumbre y especulaciones sobre los resultados de las elecciones tres días después de la votación, simpatizantes de Perú Libre, el partido que ha postulado a Pedro Castillo, y Fuerza Perú, la formación de Keiko Fujimori, convocaron ayer sendas concentraciones en Lima para reclamar «respeto a la voluntad popular».

Pero una tercera convocatoria, esta vez difundida por redes sociales, y también de signo fujimorista, teía un carácter más inquietante ya que ha llamado a marchar hacia la sede del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, con una evidente apelación a la intervención golpista.

Al respecto, el Ministerio de Defensa ha recordado en un comunicado que las Fuerzas Armadas «no son deliberantes y están subordinadas al poder constitucional; por lo que cualquier llamado a incumplir este encargo es impropio de una democracia».

Por otro lado el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) hará públicas las sesiones en las que decida sobre las actas impugnadas, un proceso habitualmente a puerta cerrada, pero que según el presidente del JNE, Jorge Salas Arenas, indicó que se hará una excepción «por la especial calidad, condición y situación que se ha generado».

Asimiso, ha criticado a «gente interesada en petardear, quebrar y destruir este proceso» y ha pedido a los candidatos que transmitan serenidad.