Txaro Marquínez e Iraide Urriz*
Babestu Araba, Babestu Bizkaia, Gipuzkoako senideak e Irauli zaintza

¿Homenaje a las víctimas de la covid?

La vacunación en las residencias puso fin al alarmante número de fallecimientos, pero no a la alarmante situación que están viviendo los residentes

El pasado día 25 supimos por los medios de comunicación, de un «homenaje» a algunas víctimas de la covid. Las palabras del lehendakari, las del diputado de Política Social de Araba y de la consejera de Políticas Sociales, estuvieron lejos de lo que muchos familiares y allegados de esas víctimas hubiéramos deseado oír.

Somos muchos y muchas, víctimas también, que no fuimos invitados a dicho acto. Tampoco se nos ha dado voz desde las instituciones, pero eso no ha impedido que estemos siendo capaces de dar a conocer y ser altavoz de las atrocidades vividas y que seguimos viviendo. Fue un acto encuadrado dentro de una agenda de propaganda y campaña del «buen hacer» institucional. Lejos de conseguirlo, han ahondado más en la herida. Hacemos nuestro el titular de Médicos sin Fronteras: «poco, tarde y mal».

En las residencias ha habido más de mil personas que han perdido la vida tras enfermar por la covid. Muchas no recibieron la atención necesaria, y fallecieron en la mayor de las soledades que nunca hubiéramos imaginado, ni ellos ni sus allegados. Qué decir de las situaciones vividas por nuestros mayores en sus domicilios y centros de día.

La vacunación en las residencias puso fin al alarmante número de fallecimientos, pero no a la alarmante situación que están viviendo los residentes. El emotivo acto de lanzar flores al humedal, no vamos a dejar que sea un punto y final a la barbarie vivida.

Nuestros mayores siguen siendo víctimas, no de la covid, sino de la mala gestión asistencial e institucional. El lehendakari dijo que «nadie tenía libro de instrucciones». Los libros de instrucciones son los que acompañan a los objetos, muebles, electrodomésticos... nunca a las personas, y por ello tampoco a un lehendakari, al menos eso pensábamos.

También «asumió» haber cometido «errores», pero no dijo cuales. La residencia de Donostia que cobró las mascarillas a un centenar de usuarios también dijo que fue un «error» (DV 23.4.21).

Tras la vacunación, han dado por solucionada la situación en las residencias privadas, públicas y concertadas. Nosotros, sus allegados, no, y por eso enunciamos los errores que se daban previos a la pandemia y que se siguen dando. En las residencias las plantillas son insuficientes, sus condiciones laborales son precarias, lo cual les impide dar una atención de calidad. Las ratios, esos números que dicen cuántas trabajadoras son necesarias para atender a los usuarios y usuarias, están falseados, los calculan no por categorías, sino por totalidad de personal contratado. La formación continua no existe. Las inspecciones nunca encuentran «irregularidades». En la mayoría de ellas no hay seguimiento de su salud desde los centros de atención primaria. Las actividades para mejorar su deterioro físico y cognitivo en muchas no existen, ni en enunciado.

A día de hoy sigue habiendo víctimas. Se les suspenden las salidas, se les restringen las visitas, se les limita el número de allegados con los que mantener contacto, se les impide que sus allegados sepan donde viven, se les obliga a realizar visitas en una carpa, en espacios que no reúnen ni las más mínimas de las condiciones. Se les están conculcando sus derechos que como personas tienen. Por todo esto y mucho más, sigue habiendo víctimas y son muchas Sr. lehendakari.

Y que decir de esas otras víctimas. Las gran olvidadas, que como siempre el lehendakari condena a la invisibilidad. Las miles de mujeres inmigrantes, trabajando de internas al margen de los derechos más básicos.

Escenificaciones como la del sábado, tendrían significado si fueran acompañadas de soluciones a los «errores» que el Sr. lehendakari mencionó, pero no enumero. ¿Tal vez porque son muchos?

*Firman también este escrito: Marixa Diaz de Arkaia, Xanti Ugarte, Guillermo Perea, Xabier Pierrugues y Xabier Monreal

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