Jokin Revilla González
Jubilado

Rebelión ya vivida

Los enemigos los tenemos arriba, IBEX 35, Banca, transnacionales y gobiernos títeres del capital y todos los que les bailan el agua. Apuntemos bien, no disparemos nuestra rabia y nuestro desprecio hacia quienes están peor que nosotras como si fueran las culpables de todos nuestros males.

«Una dictadura perfecta tendría la apariencia de una democracia, pero sería básicamente una prisión sin muros en la que los presos ni siquiera soñarían con escapar. sería esencialmente un sistema de esclavitud, en el que, gracias al consumo y al entretenimiento, los esclavos amarían su servidumbre». Aldous Huxley

Hoy, de nuevo en la calle está la generación que luchó contra el franquismo porque lo había sufrido en sus carnes. La que creyó que casi tocaba con los dedos la «ruptura democrática» al morir en la cama el dictador fascista. Sí, la que corrió antes los grises y los marrones, pues Franco lo había dejado todo atado y bien atado. La que sufrió la reconversión industrial. Personas con muchas batallas y frustraciones a sus espaldas. Las que siempre creyeron que dejarían un porvenir mejor para su prole, pero todo esto se ha desvanecido. Evidentemente, estoy hablando de la clase trabajadora, de la clase popular.

Ven con dolor como tienen hijos e hijas en paro de larga duración y nietos a los que llaman «ni-ni». Ni estudian, ni trabajan, porque cunde la desilusión de no ver salida. Otras familias han logrado con mucho esfuerzo que sus descendientes tengan unos currículumes estupendos, pero ¿para qué? En muchos casos, para seguir la senda de quienes se fueron en los sesenta con la maleta de madera a Alemania o Francia. Ahora les toca a ellos, todos los países quieren personas con carrera, les prometen buenos sueldos y, la mayoría de las veces, es falso.

Muchas de sus hijas e hijos tenían empleo, pero con la crisis lo perdieron y ahora tienen sobre los 45 y no ven salida. Otras siguen teniendo empleo, pero con convenios donde se cobra sobre los 800 euros. Por tanto, los aitites o amumas tienen que ayudar con su escuálida pensión. Porque tampoco sus nietos jóvenes ven porvenir. La proporción de paro de las y los jóvenes es alarmante. Con este panorama, hace medio siglo, barruntábamos una revuelta, o mejor la llamábamos a gritos.

Pero no todo está perdido. Con varios lunes de entrenamiento, llegó el 22 de marzo de 2018. Una marea impresionante de personas, muchas con un bagaje de lucha y de ilusiones frustradas dijeron basta. Basta de que en aquel entonces el Gobierno de Rajoy les tomara el pelo. Hartas de que el Gobierno Vasco ande con tanto cambalache y que ni el del Estado ni el de aquí tengan como prioridad defender a las capas populares y no a las empresas del IBEX 35. Multitud nunca vista, aunque algunas personas la querían totalmente aséptica... sin ikurriñas, sin carteles, sin nada... y es que ¡Nos han metido tanto miedo por todo!

Que el 0,25 de incremento de las pensiones durante varios años es una limosna vergonzosa, lo sabemos todas las personas que vivimos de ellas. Por eso, aquí se han recogido 70.000 firmas pidiendo como pensión mínima 1.080 euros. Aquí también hace tiempo que el Gobierno Vasco promociono las «Entidades de Previsión Social Voluntaria» (EPSV). Sí, cotizar al mes para el día de mañana cobrar «pensión complementaria». ¿Pero qué demontre vamos a cotizar la multitud de personas que vivimos al día o que no nos llega para vivir? Aquí los sindicatos se han apuntado, con la coletilla «siempre que la EPSV sea fruto de negociación colectiva». Claro esto vale para el funcionariado y para la «aristocracia obrera». ¿Y para el resto? Pues o ir Lourdes, o a la tomadura de pelo Lanbide a solicitar la RGI, que ahora el «trío vengador» de PNV, PSOE y PP quieren endurecer. Han cacareado tanto el fraude inexistente para asentar un nuevo golpe de garrote, como siempre, a las personas que menos tienen. Ante la Banca y transnacionales, como Iberdrola, se arrodillan serviles, sin embargo, ante las victimas de sus políticas se muestran insolidarios.

Por todo esto, la rebelión sigue siendo necesaria. Tomar la calle es clave. Como ya sucedió en mayo del 68, y en muchas huelgas generales, el secreto está en la unidad de acción. Que el camino marcado por quienes nos antecedieron, lo sigamos todas las personas paradas, las de larga duración y quienes no han tenido opción de trabajar, o a quienes el currículo ya no les cabe debajo del brazo. A quienes con trabajos precarios o parciales no les llega para vivir. A todas las personas migrantes o refugiadas que no vienen a robarnos nada, sino a recuperar una parte minúscula de todo lo que el Estado español les ha esquilmado desde la colonización hasta hoy. A las mujeres racializadas, que sólo se les ve como «adorno exótico», sin tener en cuenta su preparación y valía. A las empleadas de hogar, sobre todo las internas que son las nuevas esclavas del siglo XXI.

¡Todas juntas a la calle! Las y los pensionistas vascos decimos bien alto y claro que no vamos a ceder. Es el momento de la solidaridad, no el de que cada grupo se mire al ombligo. Somos muchas más, que no nos manipulen para que continuemos una «guerra entre pobres». Los responsables de esta situación –de tanto paro, pobreza, exclusión y corrupción– se frotan las manos viéndonos echarnos las culpas unos a otras. Mientras regalan 60.000 millones de euros a los bancos, saquean otro tanto de la hucha de las pensiones. Urkullu ha bajado el Impuesto de Sociedades, para que les quede todavía más tajada los empresarios. Dan licencias de bares y restaurantes y hoteles a troche y moche, porque Euskadi tiene que ser la huerta del turismo. Parémonos a pensar, confiemos en nuestras fuerzas, unamos nuestras manos y no paremos hasta conseguir lo que nos corresponde como seres humanos. Dinero hay más que suficiente para que todas las personas que vivimos en Euskal Herria, llevemos una vida digna en todas las facetas de nuestra vida.

Lo anterior lo escribí hace un año, justo cuando empezaban los lunes de lucha. Nadie pensaba que íbamos, no sólo a resistir tanto, sino ir cada vez a más. Pero esta es la realidad de hoy, por mucho que les pese a todos los mandamases que no quieren que tengamos ni pan ni agua.

Este lunes estamos convocadas todas las asociaciones de pensionistas de Bizkaia. Esto nos tiene que servir para animarnos, para ver que luchar para defender pensiones dignas para nosotras y para quienes vienen detrás merece la pena. Sí, porque las manis del 13 de abril y del 11 de mayo tienen que suponer un hito en la lucha popular. El clamor será tan grande que quienes formen gobierno no podrán dormir al escuchar de día y de noche: «Gobierne quien gobierne las pensiones se defienden» - Jo eta ke irabazi arte!

Los enemigos los tenemos arriba, IBEX 35, Banca, transnacionales y gobiernos títeres del capital y todos los que les bailan el agua. Apuntemos bien, no disparemos nuestra rabia y nuestro desprecio hacia las personas precarias, excluidas y migrantes, es decir hacia quienes están peor que nosotras como si fueran las culpables de todos nuestros males. Ellos quieren que nos peleemos entre pobres para poder seguir tranquilamente machacándonos y acumulando para ellos y los suyos.

La vida merece la pena ser vivida reconociendo a quienes tenemos al lado, conviviendo sin mirar origen o colores, sabiendo que de todas las personas podemos aprender. Que no nos dicten como tenemos que respirar, vestir, comer, dormir o amar... Tenemos inteligencia y sentimientos para ser dueñas de nosotras mismas. No somos ni números, ni series, somos personas que queremos que no nos sigan tomando el pelo, sino decidir nuestro futuro en todo momento. La clase popular tenemos en nuestras manos el presente y el futuro. Rebélate, únete con tus compañeros a la lucha. ¡Juntas somos imparables!

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