Mikel Quintela Alvarez | Tuerto por un pelotazo

Jodido, sí estoy jodido

Esta semana ha empezado el juicio por la muerte de Iñigo Cabacas. También se podría decir por el asesinato, pero esto no es políticamente correcto y ni los medios, ni los políticos que hoy hablan en bajito, ni los tertulianos que de todo saben, ni una parte de la sociedad, lo dice así. Hay otra gran parte que lo tenemos claro que así fue, pero suena mejor lo primero y ademas es más llevadero socialmente por eso hablan en esos términos y además criminaliza menos.

Y sí jodido, porque los políticos hicieron declaraciones para la galería, y no esfuerzos para depurar responsabilidades.

Y sí jodido, porque no se ha querido investigar internamente para aclarar los hechos.

Y sí jodido, porque se ha dilatado el comienzo del juicio con la finalidad que se diluya como un azucarillo.

Y sí jodido, porque en el banquillo no están todos los que tiene que estar.

Y sí jodido, porque las declaraciones de los «imputados» son para salir lo mas airoso posible del «percance».

Y sí jodido, porque oír decir a los acusados que desconocían el efecto letal de las pelotas de goma; ni que tiraran confeti en un cumpleaños.

Y sí jodido, porque oír de nuevo «...entren con todo en el callejón...». Jode.

Y sí jodido, porque oír de nuevo las declaraciones de los testigos, ponen la piel de gallina a cualquier persona de bien.

Y sí jodido, porque lo importante para las defensa y el fiscal es cuantas furgonetas había y el color de los uniformes de la ertzaintza, preguntas que tendrán mucha importancia para salvar «el culo» de los acusados.

Y sí jodido, porque tener que asistir a que la familia y los amigos tengan que revivir unos momentos tan duros, es jodido.

Y sí jodío, porque sufrir es de humanos y estos días recuerdo los días tan duros que vivimos en este país algunos a cuenta de la utilización de pelotas de goma por parte de la ertzaintza y de sus actuaciones.

Y sí muy jodido, porque el relato de las actuaciones de la ertzaintza en este pueblo, intentaran que quede en el olvido; pero como se ha transmitido en este pueblo muchos acontecimientos seguiremos haciéndolo y lo contaremos a los cuatro vientos, a quien quiera oírnos. Y haya culpables o no, la ertzaintza segó la vida de Iñigo.

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