Iñaki Revuelta Lertxundi, Donostia

Mikel Zabaltza, nuevo espacio para la memoria

El pasado 19 de Diciembre se inauguró en el barrio donostiarra de Altza el nuevo espacio de Mikel Zabaltza, Mikelen txokoa. Un lugar donde recordar al conductor de autobuses natural de Orbaitzeta, brutalmente torturado hasta la muerte hace ya treinta y cinco años. En ese bello y entrañable enclave como es el casco histórico de Altza, habiendo sido pueblo anteriormente, se han plasmado unas emotivas frases e imágenes de quienes padecieron aquellas detenciones y torturas: Mikel Zabaltza, Idoia Aierbe y Jon Arretxe.

Se dá el caso que es la primera vez que se apoya institucionalmente, con presencia en dicha inauguración del alcalde y demás miembros del consistorio, lo cual es de valorar y agradecer.

También es reseñable, la presencia del delegado del Gobierno español en el acto del Ayuntamiento anterior, buena ocasión para pedirle que, además de ese buen gesto, colabore en exigir a sus superiores una explicación clara de todo aquel oscuro y vergonzoso episodio de nuestra historia. Nunca es tarde para pedir responsabilidades y reclamar una petición de verdad, justicia y reparación. Como bien recalca el amigo Joxe Ramón Zapiráin, de Mikel Zabaltza Herri Ekimena, el mural será un espacio de denuncia a la tortura y de recuerdo a todas las víctimas de vejaciones ejercidas por la violencia policial.

Llevamos años viendo actos de homenaje, nombramientos de calles y plazas, reconocimientos públicos en general de víctimas de ETA, no seré yo quien discuta ni menosprecie su dolor, pero sí que es cierto y notorio que existen una gran cantidad de casos de claro terrorismo de Estado que no han tenido ni una condena ni una reparación.

Sin ir más lejos, nombro al hermano de mi abuelo Vicente Lertxundi, asesinado a golpes por funcionarios en la prisión de Martutene en el año 1962. De igual manera que con Mikel, comenzaré una lucha personal por conseguir una explicación y una justa distinción institucional hacia mi antepasado, nunca le dejaremos en el olvido.

Como tampoco dejaremos en el olvido a tanta juventud fallecida por la droga, esa heroína introducida para acallar voces revolucionarias de aquel entonces. De eso sabe bien el gran párroco de Altza, Javier Hernaez, que junto a mi familiar Iñaki Aldabalde y Setién impulsaran Proyecto Hombre. Otra calle u otra plaza para todos ellos y sobre todo, para sus familias.

Para terminar, ahora que se cumplen ocho años del fallecimiento de José Luis Alvarez Enparantza, "Txilardegi", otra reclamación de justicia. No es de recibo mantener en el olvido el gran legado que nos dejó. Ya es hora de poner su nombre en una biblioteca municipal u otro edificio público. Por honradez, por dignidad, pero ante todo, por enorme agradecimiento.

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