Eroski ha comunicado sus resultados del año pasado a la CNMV, en los que el grupo ha vuelto al beneficio neto tras varios años de pérdidas. El beneficio ordinario –sin contar los gastos financieros– ya llevaba cuatro años en positivo, pero no el neto.

El beneficio antes de impuestos fue de 55,6 millones, un 5,7% más; el operativo fue de 137 millones, un 0,3% más; y las ventas se mantuvieron estables, en 5.505 millones de euros, en términos homogéneos. Eroski vendió el año pasado las perfumerías IF y 19 hipermercados, que suponían otros 500 millones de facturación.

Los beneficios se han dado tanto en la matriz Eroski (13 millones) como en el conjunto del grupo, que incluye las tiendas de deporte Fórum, gasolineras, agencias de viaje y ópticas.

Estos resultados positivos «nos dejan francamente satisfechos» y se han basado en la recuperación del consumo y en la mayor eficiencia, ha dicho el presidente del grupo, Agustín Markaide.
 
La mejoría de la situación del grupo le permite afrontar con optimismo una renegociación de la deuda que, según Markaide, acaba de empezar. Eroski tiene algo más de 1.500 millones de deuda que vencen en julio del año que viene, más otros cien millones de deuda vinculada a inmuebles concretos.

Casi 4.000 millones de deuda hace una década

Markaide ha recordado que hace una década, cuando estalló la crisis, Eroski tenía casi cuatro mil millones de deuda, que ahora se han reducido a los citados 1.500 que se van a renegociar. El año pasado amortizó otros 167 millones.

La situación «es más llevadera para todos. Lo que nos dicen los bancos es que somos la única gran empresa española que ha cumplido su hoja de ruta de pagos, así que creo que la negociación va a ser más simple que las anteriores».

Markaide ha reconocido que los bancos les han pedido más desinversiones para hacer frente a los pagos, pero el objetivo de Eroski es no vender más, ya que considera que con las ventas de las perfumerías IF y de varios hipermercados ha terminado la reestructuración del grupo.

También ha descartado que el peso de la deuda les obligue a cambiar su modelo societario y dejar de ser una cooperativa. «Cada día estamos más lejos de ese escenario».

Las inversiones siguen la senda prevista y se van a dedicar a la modernización de tiendas, sobre todo las del antiguo Caprabo, y a seguir con la apertura «suave» de establecimientos, como el año pasado, cuando se abrieron 11 tiendas propias y 50 franquiciadas.