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Cadena perpetua contra los líderes del Jemer Rojo por «genocidio»

El tribunal internacional de Camboya ha condenado a cadena perpetua a los dos últimos líderes vivos del Jemer Rojo tras declararlos por primera vez culpables de «genocidio y crímenes contra la humanidad» cometidos entre 1975 y 1979.

Khieu Shampan, durante el juicio en Camboya. (Nhet Sok HENG /AFP)
Khieu Shampan, durante el juicio en Camboya. (Nhet Sok HENG /AFP)

Los acusados son el exnúmero dos e ideólogo del Jemer Rojo, Nuon Chea, de 92 años, y el antiguo jefe de Estado de ese régimen, Khieu Samphan, de 87, que ya fueron condenados de por vida en una fase anterior del proceso en su contra. El juez Nil Noon ha considerado probado el genocidio cometido contra las minorías vietnamita y la musulmana cham pero eximió a Khieu Samphan en este segundo caso al no haber podido demostrarse de forma concluyente su intencionalidad o conocimiento.

Los dos exdirigentes también han sido hallados culpables de una serie de cargos tipificados como «crímenes contra la humanidad, incluidos asesinato, exterminio, deportación, esclavitud, tortura, persecución por razones políticas, religiosas y étnicas».

La corte también les ha declarado culpables de «crímenes de guerra y actos inhumanos, incluidas desapariciones, matrimonios forzados y violación».

El juez ha decretado la fusión de la condena con la que les fue impuesta en la anterior fase del juicio, que se centró en la evacuación forzosa de centros urbanos y las ejecuciones de adversarios tras el final de la guerra civil.

Las Cámaras Extraordinarias de las Cortes de Camboya, nombre oficial del tribunal, decidió segregar esta causa debido a su complejidad y el temor de que los acusados, de edad avanzada y salud frágil, murieran antes que se dictara sentencia.

El juicio comenzó en 2011 con dos acusados más, el exministro de Asuntos Exteriores, Ieng Sary, y su esposa y exministra de Asuntos Sociales, Ieng Thirith, que murieron en 2013 y 2015, respectivamente.

El jefe del Jemer Rojo, Pol Pot, murió en 1998 en el último bastión de la guerrilla maoísta en la selva del norte de Camboya, prisionero de sus propios correligionarios.

Unos 1,7 millones de personas murieron entre 1975 y 1979 durante el régimen del Jemer Rojo a causa de trabajos forzados, enfermedad, hambruna y purgas políticas.