En los primeros tres meses de 2019, las fuerzas internacionales gubernamentales fueron responsables de la muerte de 305 civiles, en tanto que los grupos insurgentes mataron a 227 personas, según el informe trimestral de la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA).

Precisa que la mayoría de las muertes se produjeron en ataques aéreos o misiones de reconocimiento de terreno, llevadas a cabo fundamentalmente por las fuerzas afganas, algunas de las cuales «parecen actuar con total impunidad».

«La UNAMA llama a las fuerzas de seguridad nacional afganas y a las fuerzas militares internacionales a llevar a cabo investigaciones sobre las sospechas de víctimas civiles, a publicar sus resultados, a indemnizar a las víctimas de manera apropiada», subraya.

La ONU comenzó a elaborar estadísticas de víctimas civiles en 2009, cuando la situación de seguridad en Afganistán se empezaba a deteriorar. Estas nuevas cifras aparecen en un momento en que Estados Unidos, que participa militarmente en el país desde 2001, está acentuando sus operaciones aéreas, al tiempo que intenta negociar un acuerdo de paz con los talibanes, que actualmente controlan amplios sectores del territorio afgano. El año 2018 fue el más mortífero hasta ahora para los civiles afganos, con 3.804 muertos según la UNAMA.