19 JAN. 2019 - 00:00h Uncastillo, el corazón de las montañas de Cinco Villas Panorámica de Uncastillo. Juan Mari Feliu Entre las sierras de Leire, Santo Domingo y Peña se encuentra, en el borde de los límites orientales de Navarra, un territorio de parecidas características de los valles del pre-pirineo con montañas entre los 800 y 1.500 metros de altitud, cubiertas de densos bosques de pino silvestre y profundos barrancos donde crecen en la umbría los robles, fresnos y hayas. Conocido por la Comarca Alta de Cinco Villas, pueblos de apretado caserío como Sos, Uncastillo, Luesia, Biel y Lobera conservan los primeros castillos navarros del siglo X en su marca oriental de defensa de los ataques musulmanes. En esta ocasión la propuesta de excursión se contrapone con la anterior, del castillo de Roita y Nabardun, en el norte del islote navarro de Petilla de Navarra situado dentro del mapa de Aragón con esta de Uncastillo, ubicada en la parte contraria y meridional del enclave navarro. El importante legado arquitectónico histórico que conserva la Comarca de Cinco Villas, y un mundo natural bien conservado para recorrer sus montañas y barrancos, invitan a descubrir esta zona situada a una hora de coche desde Iruñea. Espectacular judería La población de Uncastillo se asienta en las laderas de una loma desprendida de la Sierra de La Selva, que establece los límites meridionales de Petilla de Navarra, cercada por los ríos Riguel y Cadenas. Se alza sobre la Peña Ayllón, coronada por la fortaleza que le dio origen. Pasear por sus estrechas y laberínticas calles nos remonta a su pasado de mayor esplendor de los siglos XII y XVI, que ha dejado un rico patrimonio artístico y cultural, una espectacular judería y variadas manifestaciones artísticas de arte románico, gótico y renacentistas. Prueba de ello, pese a tener una población de 797 habitantes, alberga cuatro iglesias románicas (s.XI-XII), y otra del siglo XVI, dos palacios (s. X-XIII), ermitaas, necrópolis judía, pozo de hielo, lonja medieval, etc. La espectacular fortaleza que aparece de improviso en un recodo de la carretera de Sos es de origen árabe (Unuh Qastil), fue conquistada por Sancho Garcés en el año 915. Rodeado de escarpes de roca de arenisca y complementadas por murallas de conserva en su interior el palacio construido por Pedro IV, donde hay un museo, abierto los fines de semana fuera del verano. Para visitar Uncastillo primero y realizar después la excursión iniciaremos la visita del pueblo desde el aparcamiento, cruzando el río Riguel para subir por una estrecha calleja hasta la iglesia de San Martín (s.XII) donde se encuentra la oficina de turismo en el palacio de Martín el Humano (s. XIV). De la plaza de los Cincuenta Caballeros, adyacente a la entrada de la oficina de turismo, bajaremos al cercano conjunto amurallado del castillo, donde daremos la vuelta al recinto. El itinerario retorna a la plaza de los Cincuenta Caballeros para continuar subiendo por la plaza del Mercado, a la lonja medieval saliendo al exterior del casco antiguo a la parte alta del pueblo donde se encuentran las escuelas, un antiguo lavadero, el frontón y un panel informativo, donde vemos las señales de la ruta de las Fuentes. Hacia el embalse de Anás Pronto abandonaremos el carretil que lleva al embalse de Anás. Por un amplio camino situado a la derecha que no llevará a la loma cimera, tras pasar por el linde de un pinar seguido de unos bancales llecos. La vista se abre en todas las direcciones, en especial hacia la sierra de Selva, que cierra el valle de Petilla de Aragón, con un rosario de molinos de viento en su perfil. Tras alcanzar un rellano donde hay dispersas unas rocas excéntricas con curiosas lajas adosas, encinas y carrascas. A la izquierda, veremos abajo la cola del citado embalse. Más adelante seguiremos por un camino por encima del corral Esquerolo. Sin dejar de llanear por el despejado lomo cimero ganaremos la cumbre del Cabezo de Anás (822 m.) donde podremos tomar conciencia del interesante relieve de este territorio, característico del prepirineo. Regresaremos por la loma, abandonando el itinerario de subida siguiendo el lomo hacia unos peñascos que veremos enfrente. Una senda situada a su izquierda nos llevara a la meseta cimera de la cota 727 m. Tras cruzar un bosquete de pinos de repoblación daremos con la robusta ermita de San Cristóbal. Una llamativa escalinata nos llevará a un carretil que desemboca en el lavadero y las escuelas. Callejeando bajaremos hasta salir a la carretera de Luesia y al aparcamiento.